In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • Las primas.Y sin nostalgia del absoluto
  • Nieves Olcoz

En la complicidad que Marco Antonio de la Parra ha mantenido siempre con una ambiciosa dirección escénica, a la que el dramaturgo sabe seducir desde sus desafiantes acotaciones, Las primas toma la puerta abierta del melodrama. Tomadas como sugerencia para indicaciones productivas de más querer saber en la actuación y la ocupación del espacio, estas didascalias se ofrecen como un cuaderno de dirección y reflexión sobre la actuación desde el punto de vista de los actores. Las actrices deberán tener en cuenta en la defensa del personaje que Ismenia y Emilia están concebidas desde el histrionismo, la seducción lésbica maldita y velada, la escasa representación del amor lésbico en la cultura occidental, fuera del excedente de la pornografía para consumo masculino. Se requieren intérpretes para personajes de peso capaces de un innovador soneto del amor oscuro, una fantasía lorquiana de mujeres caballo convenientemente domesticadas por cierto juego de reescritura del melodrama. Del melodrama al estilo de Fassbinder: envolvente y envuelta, manipuladora activa y pasiva, seductora y seducida, juego de víctimas y victimarios.

El teatro empieza con la elección del género (gramático y sexuado) como acto poético. La seducción de este escenario hizo una aparición estelar, como memoria histórica de la mujer (entonces metáfora del cuerpo del dolor de la nación en el olvidado siglo XX) en Las costureras, ganadora de la Muestra Nacional de Dramaturgia en Santiago de Chile el año 2002 con un montaje que pasó por la maestría de la dirección escénica y la interpretación de Elsa Poblete y Gustavo Meza. Entonces Emilia invocaba a un personaje simple, mestizo y sin clase de una lealtad esclava a su patrona y con una relación grotesca con la sexualidad. Emilia empezó siendo en el repertorio de mujeres De la Parra una broma de la cultura popular de la risa y un homenaje a los de abajo. Ahora incorpora a una bella acuariana, detenida en la duda y [End Page 129] el apego, otorgando a su prima Ismenia, con tablas de diva, un movimiento cercano a la danza, una suerte de baile, de un ir y venir del amor, el recelo, la censura, el repliegue, la culpa, la vida y la muerte, la fuga y el retorno a lo convencional.

El amor como un bailaor de soledades, arena de recámara, melodrama de director de cine alemán, crónica sentimental cosmética, cruel misterio evitado de cuanto esconde o se refugia en la ronda de la conciencia. Gravedad de la soledad sonora entre los pliegues de Ismenia que soñará siempre Antígonas. Decisión de bailar solo como pathos ridículo, un trágico de consumo para los miedos de nuestra hipocresía social. Lesbianismo: un sueño de caderas como debate político. Arranca el planteamiento. Práctica de lo real sin nostalgia del absoluto.

Personajes del melodrama: pacientes de la nada quebrados por la impotencia de no existir y el esfuerzo descomunal de satisfacer otros deseos. Pierden las intenciones, hacen proyectos de sentido en una sensualidad mórbida, una resistencia histriónica al ser desde el aparecer que nunca es contemporáneo a sí mismo. Deformación del personaje en un pensamiento débil que se exhibe paso a paso, representado en la obscenidad de la caída. Los extremos del gesto son bienvenidos en la escena, aventurados para ser sosteniblemente traicionados, en la pobre penetración del amor huido. Ismenia y Emilia se contagian de los peores hábitos para sostener la pasión y la carne: cumple el arquetipo del miedo, sabe hacer la genealogía de la tumba, de la muerte en vida, el hábito de la mentira social. Por entretenida cobardía.

Personajes que entre mirada y mirada saltan al vacío, en cada movimiento dramático abren heridas como un deporte. Se abre la teoría del juego a inagotables espacios latentes que no tienen mapa escénico, a acotaciones implícitas que generan en cada línea impulsos...

pdf

Share