Abstract

La moza de cántaro (1625) de Lope de Vega no pertenece al corpus de comedias canónicas del auto; sin embargo, su diversa trayectoria escénica desde el siglo XIX la ha convertido en un referente dentro de la historia de la representación del repertorio clásico español. La obra fue refundida por Cándido María Trigueros y Tomás Luceño en 1803 y 1903, respectivamente; transformada en coro (1843) y en zarzuela (1943); puesta en escena en tres ocasiones desde 1883 hasta 1950; adaptada al cine (1953) y a la televisión (1981); y, finalmente, representada en el 2010 por la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC). Dentro de este ajetreado periplo escénico, el presente artículo se propone estudiar la evolución de dicha comedia a través de tres paradas claves en su andadura artística—la adaptación cinematográfica de Florián Rey en la década de los cincuenta, la filmación televisiva en los ochenta para Estudios 1 y el reciente montaje de la Joven CNTC dirigido por Eduardo Vasco—y calibrar lo que estas tres adaptaciones a medios espectaculares muy distintos y separadas entre ellas por un intervalo temporal de treinta años han podido significar para la historia de la representación de un texto clásico y de su consecuente recepción socio-cultural.

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