La imaginación novelesca. Bernal Díaz entre géneros y épocas (review)

Este libro nos propone un viaje de ida y vuelta: viaje al pasado, a los tiempos de la conquista de México y del cronista más interesante de la América colonial y vuelta a nuestro presente, en el cual Bernal aparece rememorado y reconfigurado en algunas novelas mexicanas contemporáneas. Sus páginas trazan un doble objetivo: por un lado, situar el momento de la escritura de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España; por el otro, y de manera más arriesgada, analizar los elementos que pueden caracterizarse como "novelescos" en la crónica del soldado de Cortés. Estrada cumple con ambos propósitos de manera competente, escudriñando en la manera en que el tiempo-espacio propuesto por Bernal tiene una indudable vigencia para el tejido sociohistórico y literario latinoamericano.

Los primeros cuatro capítulos se integran en una homogeneidad que identifica las aristas más salientes desde el marco de lectura propuesto. "(Des)encuentros con la historiografía indiana" señala los problemas que la Historia verdadera siempre ofreció a aquellos que intentaron clasificarla como mera historia o crónica. Tomando en consideración el cruce entre la mentalidad medieval y la renacentista que trasunta en el texto, el análisis enfoca su ánimo detallista y es esto, según Estrada, lo que lo emparenta con el género novelístico. Después de todo, a partir de ese "objeto legible" (Ortega) que es el Nuevo Mundo, los cronistas "pueden exagerar o elaborar un hecho histórico, dándole un desarrollo poético a la verdad dentro del argumento central" (34). Estrada acepta las interpretaciones que hablan de un propósito político en la hechura de la Historia verdadera, pero también cree que Bernal la escribió porque tenía un espíritu de narrador oral. Así, en "Características de un lenguaje novelesco" se expone el razonamiento que llevaría a considerar a Bernal como un escritor en ciernes. Su espíritu humanista dota a su lenguaje de intimidad, alejándose del tono objetivo de los relatos épicos; hay, además, un pacto con los - Bernal dixit - "curiosos lectores" que es fundamental, advierte Estrada, para entender el carácter literario de la crónica. Así, Bernal acentúa el carácter dialógico de su narración, reviviendo el pasado "con un lenguaje marcado por constantes repeticiones, patrones mnemotécnicos, antítesis y una variedad de expresiones formularias propias de una cultura oral" (53). En los detalles se tejen otras historias lejos de la oficial; por ejemplo, en la atención a los chismes vemos el intento de Bernal de desmitificar la figura de Fray Bartolomé de las Casas. Al estudiar un discurso ora hiperbólico, ora metafórico, y pleno de referencias literarias, Estrada intenta convencernos de que Bernal escribe para crear interés y suspenso.

Basándose casi con exclusividad en la teorización de personajes establecida por el Quijote, en "Personalidades novelescas del Nuevo Mundo" el autor presenta a los protagonistas de la "novela". Así desfilan Hernán Cortés, hombre complejo y contradictorio que evoluciona a lo largo de la Historia verdadera; Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, ejemplos disímiles de la trans-culturación dibujados en su interioridad mediante la palabra que Bernal les otorga; Doña Marina, la Malinche, personaje de alto contenido simbólico, lengua, mujer y capitana de Cortés a quien Bernal destaca como ningún otro cronista hasta el punto de aprender que también a Cortés comienzan a llamarlo Malinche. Además, aparece un buen número de personajes menores (Cervantes, "el Loco", Diego Velázquez, Pánfilo de Narváez), sin olvidar al propio Bernal, quien se presenta ante los lectores "no como mejor que Cortés o algún otro destacado compañero, pero sí con el valor incalculable de la experiencia vivida" (114). Quizás sea "Novelizaciones del tiempo y el...