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15 Capítulo uno De la nación a la literatura nacional Los orígenes del campo literario mexicano (1917–1925) El Estado mexicano en su versión actual tiene una fecha de nacimiento precisa: cinco de febrero de 1917. En ese día, se promulgó la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, documento que le otorga forma institucional a un conjunto disperso de reclamos políticos y sociales que, seis años y medio antes, fueron la causa de las sublevaciones que hoy en día conocemos como “Revolución Mexicana.” Héctor Aguilar Cam ín y Lorenzo Meyer plantean que la constitución fue “no sólo una constitución política sino también una constitución social que grabó en la perspectiva del nuevo Estado las realidades estructurales que la violencia había sacado de los sótanos del Porfiriato” (77). Se trataba, en suma, de un documento que simult áneamente establecía un poder ejecutivo fuerte, que se convertir ía en el eje del autoritarismo presidencialista del régimen emanado de él, mientras volvía al Estado un espacio que, por lo menos en la forma, reconocía en su base misma un conjunto de reclamos sociales que fueron la base de muchos conflictos políticos y sociales en el Siglo XIX. El resultado fue un Estado que incorporó a su estructura y a su discurso a muchos de los sectores que, anteriormente, se encontraban en posiciones de disenso: sindicatos, organizaciones campesinas, movimientos populares. Poco a poco, por la vía de la institucionalización y la represión, México desarrolló un Estado fuerte que respondía a las demandas del conflicto bélico de la década anterior. La escritura de una constitución, sin embargo, no garantiza el establecimiento de esa “camaradería horizontal” e identificaci ón simbólica que Benedict Anderson ha descrito respecto a la nación. La “comunidad imaginada,” entendida como ese espacio simbólico y soberano que identifica a todos aquellos que forman parte de la nación, requiere de mecanismos más sutiles, 16 Capítulo uno sobre todo de índole cultural, para su establecimiento: se trata, a fin de cuentas, de sistemas de símbolos y afectos que construyen la mencionada camaradería horizontal en dimensiones más complejas que la sugerida por la constitución política del Estado. En el marco de esta problemática, el presente capítulo analiza el rol de la literatura en la constitución de esta “comunidad imaginada,” en el periodo de formación de lo que se podría llamar la “cultura nacional”1 mexicana. Este periodo abarca de 1917, cuando se promulga la Constitución, y se establece un marco institucional frente al cual la cultura se puede constituir, hasta 1925, año del primer debate sustancial sobre la cuestión de la “literatura nacional.” Mi análisis descansa sobre la idea de que la literatura, desde los orígenes mismos del Estado posrevolucionario, ocupó un lugar particular en los debates culturales . Mientras el aparato educativo2 jugó un rol capital en la amplia difusión de la cultura cívica y los símbolos de la patria, y mientras manifestaciones culturales como el muralismo y el cine3 reprodujeron los valores de la constitución y el régimen posrevolucionario en el espacio público, la literatura fue un espacio de mayor contención y conflicto, donde los debates sobre la naturaleza misma de “lo nacional” y la forma que esta naturaleza debería tomar en la cultura permitieron el desarrollo de posiciones más diversas que otras manifestaciones culturales. Philip Schlesinger ha observado que los símbolos de la cultura nacional “are to be approached as sites of contestation in which competition over definitions takes place” (107). Así, busco analizar tanto la constitución de estos “sites of contestation” dentro de la estructura institucional y simbólica de la literatura mexicana, así como las formas de imaginar la nación escritas desde esos espacios. Dentro de este marco, mi argumento se compone, en primer lugar, de una descripción de la formación de las instituciones literarias que darían espacio a los debates culturales, para posteriormente ejemplificar, en cuatro casos específicos (el intelectual conservador Francisco Monterde, dos casos de la poesía de vanguardia, Manuel Maples Arce y Ram ón López Velarde y la época de juventud de Alfonso Reyes) el desarrollo de proyectos imaginados de nación, proyectos que discuto bajo el...

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