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  • Séptimo poema
  • Enrique Bernales

1. mi país

mi país no existeallí no hay delfines rosadosni hombres que coman gatostampoco piñas tan inmensas quelogren opacar el resplandor del sol

mi país no existees la figura de mi padre ausente

yo vengo de mi paísvengo de mí mismoyo soy sus delfines rosadosel caníbal reductor de cabezaslas líneas de Nazcael brillo de mis ojos

mi país no existemi país soy yoempieza en el nortemuy cerca de la línea del Ecuadoro más bien en la punta hirsuta de mis cabellostermina en Tacna al suren la frontera con Chileo diría mejor en alguna uñade mi pie izquierdo [End Page 170]

la capital política de mi país no está en Limasino en mi corazónsu población se estima enun habitante como muchocarece de una religión oficialni siquiera posee su propia moneda

ha nacido del barro primordialproducto de esperma y óvulode países más grandes

mi país está solo en Sudaméricaapenas bañado por la inmensa espumadel pacífico mar

un día, mi país morirá…

2. Bucéfalo

Junto a un río de una ciudad cualquiera,un jinete recorre la foto ennegrecidadonde Bucéfalo y yo le sacamos la lengua.

Los edificios llenos de gente están vacíos, repetía,mientras Bucéfalo recordaba sobre mi rostro queen alguno de ellos vivió la niña que poblaba mis sueños.

Junto a un río de una ciudad cualquiera,nosotros, los veloces camaradas,fragmentamos el tiempopara inventar nuevos horizontes.

Lo poco que aprendí de la vida fue saber cómo caerSaint Paul St. 5 p.m.Bucéfalo y yo, toditos empolvados,nos refrescamos en las aguas para curarnos el susto

Conocí a Bucéfalo el día en que mamále desinfló las llantas con un cuchillo de cocinapara evitar que me cayera en la vida,las calles ruidosas del sector siete de la ciudad,donde la hierba ya había dejado de crecer. [End Page 171]

Pocos años después con el mismo cuchilloempezaría a cortarme en las yemas de los dedosy ofrendaría mi sangre en pequeños recipientesesperando para descender al sótano.

Bucéfalo y yo hemos recorrido caminos diferentes:Él… escondido en la oscuridad de un sótano.Yo… huyendo de las ciudades.Bucéfalo y yo hemos recorrido el mismo caminoporque huir de las ciudades no es otra cosa queesconderse en la oscuridad de un sótano.

Contra todo pronóstico hemos sobrevivido.

Ahora, Bucéfalo y yo recorremos las ciudades,nos enfrentamos en las carreterasa los molinos de vientocantando una canción en libertad.

3. El árbol de pecanas

Junto las manospara recoger las pecanas del suelo;las escondo en los bolsillospara correr hacia atrás en las calles.Nunca había visto un árbol de pecanashasta que llegué a Jonesboro, AR.Pero la primera vez que vi unapensé en mi madre, pensé en Perú,su patria Ica, el desiertoque dejó atrás el año en que nació.Me gusta dar vueltas alrededor del árbol de pecanas;me gusta cómo mis hijos suben por él.Desde allí me cuentan historias y chistes:"Su nombre era Fredo y se tiró un pedo."Los árboles también son libros,libros que nos devorandesde dentro, como pequeños caníbales,libros que cuelgan como carne humanadel árbol de pecanas que crece en nosotros. [End Page 172]

Los libros cuelgan:Mujercitas,La vuelta al mundo en 80 días,La isla del tesoro,y mi corazón, fugitivo y solitario.

4. Big Sur

Acantilados y la fuerza de las olas,visiones de verano,un manto dorado sobre el Pacífico violento,las risas de los niños,turistas estúpidos, una masa humanaque converge en un espacio reducido.

La brisa sopla en los rostros felicesde los...

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