Chile: Alejandro Sieveking, Premio Nacional de Teatro 2017

El 27 de agosto de 2017, Alejandro Sieveking recibió una llamada telefónica: “Casi me fui de espaldas cuando me dijeron ‘le van a hablar, no cuelgue’, y era la ministra de Educación: ‘Lo llamo para contarle que acaba de ganar el Premio Nacional’”, relató al periodista de La Tercera de Santiago de Chile. Desde 1955, cuando subió por primera vez al escenario, llegó a ser una de las figuras fundamentales del teatro chileno.

Nació en Rengo, un pueblo cercano a Santiago, en 1934. Egresó de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile en 1959. Su intensa labor teatral como actor, autor y director comenzó con Encuentro en las sombras (1955). Algunas otras son Mi hermano Cristián, El paraíso semiperdido, Parecido a la felicidad (Premio Municipal de Teatro 1959), La remolienda, Tres tristes tigres, La virgen del puño cerrado y Cama de batalla. Obtuvo el Premio Casa de las Américas en teatro con Pequeños animales abatidos (1975).

Lo entrevisté en septiembre 1978 durante las Jornadas Culturales Salvador Allende, celebradas en Ciudad de México. Alejandro ya vivía en San José, Costa Rica, donde había establecido su compañía Teatro del Ángel (“Entrevista con Alejandro Sieveking”, LATR, vol. 12, no. 2, 1979, pp. 55–59). El golpe militar había impulsado a cuatro de los integrantes —Sieveking, Bélgica Castro, Luis Barahona y Dionisio Echeverría— a emigrar de Chile en abril de 1974. En Costa Rica contaron con sala propia, donde estrenaron más de veinte obras teatrales de diferentes autores y obtuvieron el Premio Municipal de Teatro.

Su escritura dramática no buscó representar la realidad ni ser panfletaria, como lo demostró con su legendaria La remolienda, dirigida por el director y canta-autor Víctor Jara, en la que inventó un folclore. “La gente estaba convencida que era una copia fiel del lenguaje chileno, y no es verdad. Creen que es una tradición popular antiquísima y no es cierto. Inventé todo [. . .]. Porque eso de estar copiando la realidad, ¿en qué consiste entonces el trabajo del dramaturgo?” (57).

Se impuso unánimemente en la selección final por el galardón que otorga el Estado a las artes escénicas. “En mérito de su prolífica producción dramática, reconocida nacional e internacionalmente, la que prevalece en el tiempo. También por su destacada trayectoria como actor, director, diseñador y fundador de importantes compañías, a lo que se agrega su labor como formador de artistas”, declara el acta oficial.