Abstract

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Para el constructivista Jerome Bruner, la construcción de la realidad se ve facilitada por un paisaje doble que existe en las narrativas: un paisaje de acciones y un paisaje de consciencia. Bruner argumenta que la novela moderna aborda explícitamente el paisaje de la consciencia mediante la exploración de las intenciones humanas, a su vez mediada por la interpretación de los lectores. Este ensayo sugiere que el propio Cervantes fue un constructivista debido a la agencia que dio a los lectores; y propone examinar específicamente "El celoso extremeño" como paradigma de constructivismo donde el concepto de celos reúne el paisaje de acción con el paisaje de la consciencia.

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