In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • “Esa era la idea: que después, como una receta, quedara esta confesión”: Entrevista a Ana Correa del Grupo Cultural Yuyachkani
  • Elena Guichot Muñoz

Esta entrevista a Ana Correa es sobre Confesiones, acción escénica unipersonal en la que ensambla vida, obra e historia. El espectador asiste en directo al proceso de creación de sus personajes, mientras la actriz relata un momento histórico signado por la violencia política peruana. La actriz desarrolla en la entrevista la pedagogía del arte, el itinerario que conduce a la creación de una obra tan original como íntima.

¿Cómo comenzó a estructurarse esta obra? ¿Cómo llegaste a Confesiones?

Yo quería hacer una demostración que se llamaba El viaje de la presencia al personaje porque justamente era el tema que está en las dos últimas obras El último ensayo y Con-cierto olvido, y ahora tiene que ver con la que estamos creando, Cartas a Chimbote, en donde Yuyachkani, —como sus integrantes, como las personas—está más presente.

Entonces yo empecé. Hice una elección de los personajes a partir de un ejercicio que habíamos hecho unos cinco años atrás. Hice una improvisación con varias ropas dentro, y había un personaje encima. Era como una cebolla que se sacaba las capas, pero también se transformó en metáfora de ir quitándote las pieles que tienes hasta quedar tú. Me senté con Miguel a recordar todos los personajes que tenía. Entonces me dijo, “Saca todos en la sala azul”, y los presenté. Presenté a la gallina, a la tía de Encuentro de zorros, a ese personaje cómico de Pukllay (que fue un trabajo callejero que hicimos), la Ashanika, la profesora. Estaban en las sillas once personajes distintos. Y después finalmente hicimos una selección, y en esa primera selección yo me vestí completamente, a ver si era posible el ejercicio. Y efectivamente, empezaron a aparecer los personajes. Decidimos seleccionar [End Page 179] estos que están porque nos permitía hablar de personajes caracterizados en donde prácticamente yo estoy escondida debajo, hasta ir apareciendo yo, y hasta quedarme yo.

Cuando ya tenía ese trabajo, empezamos a conversar técnicamente de cómo se había logrado ese personaje y en qué momento. Entonces me invitan los del Transit Magadalena Project. El tema del Transit era historias no contadas1. Entonces le hablo a Julia de esta demostración que estaba preparando con Miguel y me dice: “Ana, si es una demostración que hable de ti, de alguna historia que tú no has contado en el teatro, tráela; si no, prepara algo de ti”. Le dije a Miguel: “Hemos hecho esta demostración y yo quiero llevarla, forzarla, pero el tema es otro”. Entonces Miguel me dice: “A ver, ¿qué no me has contado de cada personaje? La tía, la borracha santera, tú que vienes de familia metodista, evangélica, ¿qué hacías sacando una tía santera2?, de dónde te sale toda esa cosa católica, que tú no tienes, no te he conocido nunca católica”. Entonces le digo: “Pues yo soy católica, mi abuela me raptó cuando era niña, porque fui la primera nieta y me bautizó católica. Y nunca me he sentido mal de comulgar. Nunca me confesé, por esa influencia evangélica de que no te debes confesar delante de ningún hombre, sino frente a Dios”. Miguel sí conoció a mi abuela. Mi abuela era curandera. Incluso curó a Teresa, a varia gente del grupo; les curaba del susto; curaba con huevo. “Y la Paula ¿de dónde se hizo curandera, cómo que católica, si ella era curandera?” Y entonces empecé a contarle: Mi abuela tenía un cuarto; tenía muchos santos. Entonces él me iba cuestionando y tomando nota.

Y luego fuimos a la otra mujer, a la Bernardina3, y recordamos lo difícil que había sido para mí aceptar un cambio en mi estética y cómo la técnica aparece como respuesta a un momento de crisis. Ah...

pdf

Share