Abstract

Abstract:

Giuliana Bruno claims that films are becoming "the current documents of our histories," thereby replacing, to some extent, the role of the museum (Public Intimacy 4). This paper takes Bruno's assertion as a point of departure for the analysis of two contemporary Argentine films that highlight the significant role of the neighborhood café for Buenos Aires residents, Bolivia (Adrián Caetano, 2001) and Bar, El Chino (Daniel Burak, 2003). Memory marks Caetano's film by constructing a negative nostalgia around the institution of the café, one that excludes the contemporary role of immigrants in the capital city. Regular working-class Argentine customers at the café in Bolivia feel threatened by the employment of Paraguayan and Bolivian workers. Bar, El Chino records Buenos Aires memories by interlacing cinematography of the historic café with tango lyrics and dancing performed by local patrons. Both films portray the café as a mnemonic site that fills customers (and film viewers) with a sense of connection to history.

Resumen:

Giuliana Bruno afirma que las películas son "the current documents of our histories" [los documentos de nuestras historias hoy en día] (Public Intimacy 4); de este modo reemplazan, hasta cierto punto, el papel del museo. Este artículo toma la afirmación de Bruno como punto de partida para un análisis de dos filmes argentinos contemporáneos que subrayan el papel significativo del café del barrio para los residentes de Buenos Aires: Bolivia (Adrián Caetano, 2001) y Bar, El Chino (Daniel Burak, 2003). La memoria marca el film de Caetano por su construcción de una nostalgia negativa alrededor de la institución del café, una que excluye el papel contemporáneo de los inmigrantes a la ciudad capital. Los clientes argentinos de la clase trabajadora en el café de Bolivia se sienten amenazados por el empleo de los trabajadores paraguayos y bolivianos. Bar, El Chino representa las memorias de Buenos Aires: entrelaza la cinematografía de un café histórico con la letra y el baile de tango representados por los clientes locales. Los dos filmes caracterizan al café como un sitio mnemónico que crea vínculos afectivos con la historia para los clientes (y los espectadores).

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