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  • Visualidad, política y animalidad en Una novelita lumpen de Roberto Bolaño y en Il Futuro de Alicia Scherson1
  • Valeria de los Ríos

En un artículo publicado en Clarín el 25 de marzo del 2001, y reproducido en la compilación Entre paréntesis, Bolaño daba luces sobre los dispositivos visuales presentes en su obra al comentar sobre los elementos de lo que denomina su “cocina literaria”:

Es enorme, como tres estadios de fútbol, con techos abovedados y mesas interminables en donde se amontonan todos los seres vivos de la tierra, los extinguidos y los que dentro de no mucho se extinguirán, iluminada de forma heterodoxa, en algunas zonas con reflectores antiaéreos y en otras con teas, y por supuesto no faltan zonas oscuras en donde solamente se vislumbran sombras anhelantes o amenazantes, y grandes pantallas en las cuales se observan, con el rabillo del ojo, películas mudas o exposiciones de fotos, y en el sueño, o en la pesadilla, yo me paseo por mi cocina literaria y a veces enciendo un fogón y me preparo un huevo frito, incluso a veces una tostada. Y después me despierto con una enorme sensación de cansancio.

(322–323)

Su literatura parece sobrevivir en un espacio de total catástrofe, como una zona de emergencia después de un ataque aéreo. En su obra se “amontonan” no sólo seres humanos, sino “todos los seres vivos de la tierra”; un escenario con zonas oscuras o iluminadas, aparentemente mirado desde arriba, en el que se observan películas mudas o fotografías. En Bolaño las imágenes mediatizan la relación con la realidad, formando parte de una ecología mediática en la que conviven la fotografía, el cine de autor, el cine B, la pornografía y la televisión, sin jerarquías de ninguna especie.

El mundo contemporáneo representa para Bolaño esa catástrofe histórica, encarnada por momentos por la Segunda Guerra Mundial o por el Golpe de Estado en Chile el 11 de septiembre de 1973. El contexto político está cifrado en una inscripción espacial en la que los medios visuales–ya sea la fotografía o el cine- ocupan un lugar central. Sus personajes utilizan imágenes como pistas o señales de ruta para moverse en un territorio devastado. El México angustioso de Los detectives salvajes y 2666, el Chile tenebroso de Estrella distante [End Page 101] y Nocturno de Chile, la España gris y pueblerina de La pista hielo, la olvidada pampa argentina en “El gaucho insufrible”, o el París mitificado de algunos cuentos son algunos de los espacios a los que adscribe características concretas y afectos específicos. El territorio no es descrito en los textos de Bolaño, sino que es experimentado. Sus personajes se mueven indistintamente por Sonora, Roma, Santiago, África o un pueblo costero español, inscribiendo y desestabilizando los ejes Norte-Sur, centro-periferia, civilización y barbarie con una violencia inusitada.

En este texto me propongo analizar el rol de la visualidad en Una novelita lumpen (2002), un texto escrito por encargo, que fue llevado al cine por Alicia Scherson y estrenado en 2013. En esta lectura especulativa propondré que Bolaño inscribe la visualidad a través de distintas formas, 1) a través de una construcción espacial que desafía las distinciones entre lo interior y lo exterior 2) invirtiendo la visualidad fotográfica y cinematográfica en su negativo, enfatizando el no ver y aquello que las imágenes ocultan, y 3) mediante la descripción detallada de los sueños de la protagonista como imágenes virtuales o formas de pensar mundos posibles. Estos procedimientos contribuyen a desestabilizar al sujeto y proponen la noción de vida como pura virtualidad (Deleuze), otorgándole una dimensión política a su obra. Esta virtualidad como dimensión política aparece fuertemente vinculada a la figura del animal, que aparece como metáfora textual y como presencia extraña en los sueños de la protagonista, tanto en la novela como en...

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