In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • Autismo, antropocentrismo y género en La mujer que buceó dentro del corazón del mundo (2010) de Sabina Berman
  • Maria Celina Bortolotto and May Summer Farnsworth

Disability, like femaleness, is not a natural state of corporeal inferiority, inadequacy, excess, or a stroke of misfortune. Rather, disability is a culturally fabricated narrative of the body, similar to what we understand as the fictions of race and gender.

Rosemarie Garland-Thompson

A capacious and supple sense of what it is to be human is better than a narrow and partial sense of what it is to be human, and the more participants we as a society can incorporate into the deliberation of what it means to be human, the greater the chances that that deliberation will in fact be transformative in such a way as to enhance our collective capacities to recognize each other as humans entitled to human dignity.

Michael Berubé

Sabina Berman, una de las autoras más prolíficas de México, ha enriquecido el canon literario feminista de su país con numerosos protagonistas complejos. El libro que publicó en el 2010, La mujer que buceó dentro del corazón del mundo, sin embargo, es excepcional porque trata el tema de una mujer autista que afirma su identidad no neurotípica, lucha por proteger el medio ambiente y adopta una postura feminista que se combina con la del movimiento en pro de personas con capacidades diferentes. En la novela, Karen Nieto se rebela contra el mundo de los “humanos standard” porque, según ella: “[es] una burbuja donde nada más que lo humano importa y lo demás es paisaje, mercancía o comida” (40). Así, esta obra presenta a una protagonista autista que se convierte en una voz crítica de la tradición filosófica occidental y su histórica predilección por la especie humana y su lenguaje [End Page 215] por encima del resto de las criaturas con la cual se comparte el planeta. La “máquina antropológica,” como llama Giorgio Agamben a la metafísica occidental (The Open 37), se ve seriamente cuestionada en la persona y la narración de esta mujer no neurotípica que se rebela contra una herencia que ella considera a todas luces ridícula y nefasta, la cual nos aleja irreversiblemente de existir y disfrutar en lo que nos rodea.

Berman estratégicamente presenta a una mujer joven autista como mensajera de esta crítica sin reservas al antropocentrismo y logocentrismo occidental.1 Se podría haber esperado que una voz femenina que decidiera cargarse al hombro la tarea de cuestionar la sólida permanencia de la razón como ingrediente supremo de humanidad hubiera elegido privilegiar lo que se ha construido como su peligrosa (y típicamente femenina) antítesis, las emociones y el cuerpo. Karen, sin embargo, experimenta serias dificultades tanto en leer como en expresar lo que llamamos emociones humanas y además, a pesar de una temprana infancia marcada por el abandono y el abuso físico de su madre biológica, en ningún momento se ve a sí misma como víctima; al contrario, va experimentando su vida con una mezcla de sorpresa, interés y temeridad. La construcción efectiva del personaje de Karen hace que nos identifiquemos con esta mujer audaz que no encaja en el canon normativo de femineidad como “naturalmente” propensa a las emociones y a la empatía emocional, pero que igualmente sospecha del reinado de la mente humana como garantía de humanidad, civilización y ética benéfica: “Y ¿quién les asegura a los humanos que el pensamiento es la actividad más importante del universo? ¿Quién les asegura que el pensamiento es la actividad que distingue todas las cosas entre superiores e inferiores?” (41).

Así, la obra de Berman expande los límites de la crítica feminista occidental al proponer lo que nosotras llamamos un “feminismo trans-diferencia” en la figura de su protagonista autista Karen Nieto y la recreación de la relación de cuidado mutuo con su tía Isabelle. Dado que las emociones humanas, como parte de nuestro lenguaje de especie, se...

pdf

Share