In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • De fuera vendrá quien de casa nos echará
  • Gladys Robalino

El grupo Cambalache y la Escuela Superior de Arte Dramático regresan al Festival de Teatro del Chamizal, esta vez con la obra De fuera vendrá quien de casa nos echará, comedia poco representada de Agustín Moreto. El grupo original de Murcia, España, incluyó esta obra dentro del repertorio para su gira en los Estados Unidos y México, junto con El secreto a voces de Pedro Calderón de la Barca.

La propuesta en la adaptación que produjo el director Francisco García Vicente ofrece el cambio del contexto histórico en la obra. El original se desarrolla con las guerras de Flandes en el trasfondo, lo que sirve para complementar la imagen de recién llegados de los soldados Lisardo y Aguirre y que, a su vez, explica tanto su estrechez económica como su posibilidad de llevar a cabo el engaño que planean al no ser conocidos en la ciudad. La versión de García traslada la trama a la época de la posguerra civil en España, enfatizando esto con la proyección de imágenes televisivas y música contemporánea como preámbulo al desarrollo de la acción. Aunque la inclusión de estos elementos resulta ingeniosa, el propósito de este cambio resulta difícil de justificar.

García comentó sobre su elección de la ambientación y explicó su intención de enmarcar la obra en el ambiente de la posguerra para enfatizar la represión que sufre la sobrina bajo el tutelaje de su tía. El problema de esto es que tenemos que preguntarnos entonces cuál es la representación que se intenta ofrecer de los militares. Al localizarnos en el momento de la posguerra, los uniformados inmediatamente se asocian con la dictadura militar y, ellos mismos, como refuerzos del sistema represivo de ésta. Sin embargo, esta alusión carece de sentido en la propuesta escenificada donde, contrariamente, los soldados no funcionan como elementos de refuerzo a la figura de autoridad sino más bien de desacato y desestabilización de ésta. Es más, Lisardo y Aguirre, representados por Jaime Lorente y Ricardo Arqueros, se describen como unos pobres soldados recién venidos de la guerra que tienen que buscarse la vida con trucos, engaños y juegos, y que lejos están de provocar otra cosa que no sea risa. Difícilmente se puede encontrar en ellos un paralelismo con la milicia franquista.

También, la alusión a la época de Franco hace problemática la representación de la tía viuda como figura de autoridad de la obra y agente represor, supuestamente sugiriendo un paralelo con Franco que tampoco se logra. La tía tiene condenadas a su sobrina y criada al silencio y al celibato hasta que ella misma se case. Sus intentos de conseguir marido son ridiculizados, y aunque se interpone en el amor de los jóvenes Francisca y Lisardo, es un personaje imposible de aborrecer o temer. Por el contrario, sus constantes maniobras para desviar de su sobrina hacia ella la atención masculina dejan a la vista que sus propios deseos también se encuentran reprimidos por fuerzas sociales que determinan lo que puede, o mejor dicho, no debe hacer una viuda. En otras palabras, en la tía, magníficamente interpretada por Ana Dolores [End Page 258] Penalva, profesora en el ESAD de Murcia, se realza una exuberante, aunque problemática, sexualidad de la mujer mayor. Ella realmente da vida a esta viuda cuya libido parece haberse revitalizado con la muerte de su marido, lo que causa la crítica de todos, al tiempo que la carcajada del público. Sus avances hacia su sobrino, sus movimientos corporales, sus gestos y hasta su tono de voz retan las convenciones sociales sobre su estatus de viuda y su edad, convirtiéndola así en la mayor fuente de desorden y caos en la obra. En definitiva, el tono de picardía de la obra se presta poco para el tono que el marco de la posguerra insinuaría.

Es, más bien, en...

pdf

Share