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  • Dulzura para los versos o estilo para la prosa:Enargeia en Lope
  • María Ángeles Fernández Cifuentes
ABSTRACT

El presente artículo explora los valores sensoriales y visuales de algunos pasajes lopianos partiendo de la íntima relación entre dulzura, dicción poética y enargeia presente en la obra del Fénix. Se analizan diferentes pasajes, procedentes de La viuda valenciana, las Novelas a Marcia Leonarda y la Égloga a Amarilis, donde se privilegia el empleo y la viveza descriptiva de la enargeia a través de la recurrencia a la representación pictórica tizianesca de Venus. Dicho motivo se erige como denominador común de un corpus coherente de textos que codifican plásticamente una vivencia compartida con la receptora implícita (Marcia Leonarda, Amarilis).

En una carta dirigida al duque de Sessa, Lope de Vega menciona el efecto benefactor de Marta de Nevares en sus escritos: “El mío [pesar] de ayer cesó en los principios por la venida no pensada de mi mejor Musa, que como Vex.a piensa, viene a influirme no sé si diga dulzura para los versos o estilo para la prosa” (Epistolario 3:320). Corre el año de 1617, y las relaciones de Lope con Marta son un secreto a voces; a punto de dar a luz a la hija de Lope, Antonia Clara, todo Madrid murmura las idas y venidas del carruaje del Duque de Sessa a casa de doña Marta.1

Lope conoce a Marta de Nevares en una fiesta poética, según él mismo relata en la “Égloga a Amarilis”.2 Contaba entonces la Amarilis de sus poemas 26 años. A los trece, sus padres la habían casado con Roque Hernández, de oficio mercader, a quien Lope retrata ferozmente en el prólogo a La viuda valenciana: “[L]a señora muerte, en figura de redentor de la Merced, la sacó de Constantinopla y de los baños de un hombre que comenzaba a barbar por los ojos y acababa en los dedos de los pies” (94). “Dulzura para los versos o estilo para la prosa”: la cita de Lope constituirá el punto de partida que nos permitirá acercarnos a los valores sensoriales y visuales de la obra de Lope desde la evocación de una presencia vívida a través del lenguaje (figura retórica que se conoce con el nombre de enargeia y que—sostenemos—guarda una íntima relación con la dulzura o estilo lopescos).3 Ilustraremos nuestra tesis con diferentes pasajes (prosa, teatro, poesía) que comparten un marco comunicativo muy preciso—esto es, el diálogo con la interlocutora ficticia (Marcia Leonarda, Amarilis)—y cuya recurrencia a una serie de motivos y a un lenguaje específicamente poético apelan sensorial y emocionalmente al lector, cifrando la vivencia compartida con la lectora ficticia en lo que Frederick A. De Armas ha dado en llamar “espacio mnemónico”.4 En las próximas páginas intentaremos ilustrar la íntima relación entre dulzura, dicción poética y enargeia a través de una breve arqueología del término en la obra de Lope, y posteriormente abordaremos los textos mencionados desde este presupuesto teórico. [End Page 41]

La referida cita explicita el vínculo entre la dicción poética y la dulzura.5 La disyunción puede interpretarse como equivalencia o transposición de términos prácticamente sinónimos; es decir, la ecuación poesía-dulzura encuentra su correlato en el estilo de la prosa, como el propio Lope afirma en su dedicatoria a las Rimas: “Aquella prosa es Poética, que a diferencia de la historial guarda su estilo, como se ve en el Sanazaro” (Colección de obras sueltas 4:165). En el contexto de la controversia con los culteranos (o, más concretamente, con los malos imitadores de la poesía gongorina), advierte Lope contra los excesos de la dulzura de estilo: “para que no esté tan enervada la dulzura, que carezca de ornamento, ni él tan frío, que no tenga la dulzura que le compete … la falta del natural es causa de valerse de tan estupendas...

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