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210 LATIN AMERICAN THEATRE REVIEW en poetizar el conflicto de la dignidad humana por el que tanto se comprometió Juan Radrigán. Grisby Ogás Puga Universidad de Buenos Aires — CONICET Rosas Lopátegui, Patricia. Yo quiero que haya mundo. Elena Garro: cincuenta años de dramaturgia. México: Porrúa-BUAP, 2008: 653p. En 653 páginas, la investigadora y biógrafa de Elena Garro, Patricia Rosas Lopátegui, publica Yo quiero que haya mundo. Elena Garro: Cincuenta años de dramaturgia con el apoyo de la Editorial Porrúa y de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Yo quiero que haya mundo es un recorrido por la vida y obra de Elena Delfina Garro Navarro a través de estudios interesantísimos y reveladores sobre una de las mejores autoras en lengua castellana, acaecida en agosto de 1998 en la ciudad de Cuernavaca. Con este libro, la compiladora Rosas Lopátegui, reivindica la obra de una de las autoras más olvidadas por las instituciones culturales mexicanas. Los estudios sobre Andamos huyendo Lola, La semana de colores, Los recuerdos del porvenir, Testimonios sobre Mariana, Reencuentro de personajes son muy completos, interesantes y polifacéticos. Con una variedad teórica, desde los estudios culturales, de género hasta los estudios historiográficos y autobiográficos, los ensayos críticos incluidos en este volumen otorgan al lector un mosaico de posibilidades de lectura sobre la variada obra de Elena Garro. Además de los estudios sobre la narrativa, el teatro, la poesía, el periodismo, y las memorias, este libro recoge un cuento y dos obras teatrales sobre Elena Garro. Rosas Lopátegui rescata las crónicas teatrales de 1957 y en una sección más adelante recupera testimonios de directores teatrales que del 14 al 17 de junio de 2007 participaron en los montajes de algunas obras de Elena Garro dentro de los festejos por los cincuenta años de Garro como dramaturga. La intención por parte de la compiladora es clara: de contrastar el pasado y el presente y dar a conocer las opiniones sobre las obras teatrales de una pluma mágica, fina y brillante. Tal vez uno de los testimonios más valiosos sea el del director teatral Hugo Galarza quien comparte sus visiones y experiencias sobre la obra Felipe Ángeles que dirigió en 1978 con gira por más de dos años. El personaje revolucionario de Felipe Ángeles, hombre negado por la historia oficial mexicana, es reivindicado por la autora en su drama y posteriormente por el director teatral. En el texto de Galarza se pueden leer las cartas inéditas de la autora a Hugo Galarza y a Eugenio Cobo donde les habla y agradece su interés por la obra. Pero en este libro no sólo se estudian las obras más conocidas de la autora, sino también aquellas que apenas se conocen: Primer amor, La feria o De noche SPRING 2009 211 vienes, o bien; o la poesía de Elena Garro, recopilada por Rosas Lopátegui en Testimonios sobre Elena Garro (2001). En dos estudios de Nuri Creager y de Carmen Piñera, se valora a Elena Garro como poeta rescatando, así, tanto la voz lírica de la autora como también su voz marginada. Según sus estudios, Elena Garro tiene una voz propia (no la que se dice que heredó de Octavio Paz). Su poesía surge del mundo alternativo-mágico-surrealista que conoció. Las lecturas de los clásicos castellanos fueron sus verdaderos maestros desde la infancia, pero su maestra es ella misma; sus primeras obras teatrales son poesía pura. Si algún contagio — nunca imitación — tuvo, fue de los surrealistas franceses a los que conoció, pero no de Octavio Paz, quien sí asimiló el surrealismo y lo institucionalizó en México. La poesía de Elena Garro es importante en tanto que permite leer a esa mujer fragmentada, esa mujer rota “exiliada en Europa,” abandonada por los intelectuales. Elena Garro no es una maestra del verso, pero sí de las imágenes, de la búsqueda en el interior para exorcizar a través de la...

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