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LA ESCUELA HUMANISTA SALMANTINA: PEDRO MARTÍNEZ DE OSMA, DISCÍPULO DE "EL TOSTADO" Ana Cebeira Moro Universidad de Valladolid La Baja Edad Media es un momento de profundos cambios y transformaciones sociales, culturales, económicas que empujan a buscar nuevos caminos tanto en el ámbito intelectual como en el social. En el ambiente intelectual comienzan a someterse a críticas las grandes construcciones intelectuales elaboradas por el pensamiento eclesiástico, sobre todo la teología especulativa y el método escolástico. Se observa una decadencia de la Escolástica y una progresiva secularización de los valores religiosos. El método escolástico está en crisis, se produce un cambio en las ideas e instituciones sobre las que hasta entonces se sostenía la teología, provocando inseguridad y confusión ante la llegada del Humanismo con sus nuevas formas de pensar y actuar. José Riesco Terrero observa cómo se comienzan a elaborar nuevas líneas de investigación y nuevas bases ideológicas que se adapten mejor a las nuevas necesidades, dando paso así al pensamiento humanista (203). Ante los síntomas de agotamiento que mostraba la gran Escolástica del Gótico y la decadencia de los nominalistas modernos enzarzados en discusiones absurdas con los escolásticos antiguos surge una tercera vía que se distancia de las dos anteriores y aportará un nuevo sentimiento ante la vida que será el humanismo literario al que Osma se adhiere. La falta de estilo y claridad de la docta Escolástica chocaba con la sensibilidad de los humanistas que se sienten con la necesidad de volver a los textos originales de los clásicos y a recuperar sus formas nobles de escritura. De la mano, pues, del humanismo literario surge y se consolida un nuevo modo de entender la vida y la conducta de los hombres, una reconciliación entre cultura clásica y cristianismo, una U corónica 33.1 (Fall, 2004): 53-65 54Ana Cebeira MoroLa coránica 33.1, 2004 progresiva interiorización de la responsabilidad moral en consonancia con el advenimiento del sujeto moderno. Esta reforma que empieza a emerger en España no es algo que se circunscriba a un solo ámbito de la vida social sino que es un fenómeno de conjunto, pues se extiende a todos los ámbitos de la sociedad y no sólo a determinados grupos o sectores sociales. Para Ottavio Di Camillo comienza a verse una nueva interpretación de los valores clásicos y una reincorporación de su cultura a la nueva sociedad renacentista para elaborar unos nuevos modelos y modos de vida e ideales (15). Castilla no estará ajena a tales cambios. En torno a la Corte deJuan II de Castilla se había formado un movimiento literario en el que uno de sus temas de preocupación era la moral en la España del siglo XV, por lo que empezaron a surgir autores interesados en los temas morales, teniendo como inspiradores de tales temas a los clásicos. El interés de los humanistas por la recuperación de las obras literarias y filosóficas más importantes de la Antigüedad iba destinado a su posterior difusión para su conocimiento por parte de todos.Juan II de Castilla solía pasar algunos otoños en la ciudad de Salamanca participando en las tertulias literarias que realizaban un grupo de cortesanos. Cuando se presentó la traducción de la Ética a Nicómaco de Aristóteles que había hecho Leonardo Bruni, el Aretino (137), gustó mucho a Alfonso García de Cartagena, amigo y consejero del rey, lo cual hizo acercarse a esta nueva versión, no exenta de polémica, a los moralistas que se veían atraídos por usar una nueva versión y traducción del texto griego, sustituyendo a las antiguas versiones y convirtiéndose en la más popular y más utilizada. José Labajos Alonso comenta cómo los traductores de Aristóteles y de Platón pretenden rescatar a los maestros del clasicismo de las deformaciones a que habían sido sometidos por las sutilezas escolásticas y por las traducciones...

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