[PDF][PDF] El público femenino del modernismo: de la lectora figurada a la lectora histórica en las prosas de Gutiérrez Nájera

JM Martínez - Revista iberoamericana, 2001 - core.ac.uk
Revista iberoamericana, 2001core.ac.uk
Es obvio que la recepción del Modernismo entre el público femenino de su tiempo es uno
de los vacíos más graves en la tarea de reconstrucción de este movimiento. Puede decirse,
resumiendo, que hasta el presente la recepción de sus textos se ha visto sobre todo en sus
dimensiones generales y teóricas (Marini-Palmieri), político-sociales (Mainer, Aching),
estrictamente literarias (Zuleta), o metacríticas (Blasco, Celma). Sin embargo, tanto en esos
trabajos como en otros centrados en autores particulares (Oviedo 364; Jrade 24; Darío …
Es obvio que la recepción del Modernismo entre el público femenino de su tiempo es uno de los vacíos más graves en la tarea de reconstrucción de este movimiento. Puede decirse, resumiendo, que hasta el presente la recepción de sus textos se ha visto sobre todo en sus dimensiones generales y teóricas (Marini-Palmieri), político-sociales (Mainer, Aching), estrictamente literarias (Zuleta), o metacríticas (Blasco, Celma). Sin embargo, tanto en esos trabajos como en otros centrados en autores particulares (Oviedo 364; Jrade 24; Darío, Poesía xxxix), las referencias a esa audiencia femenina no dejan de ser esporádicas y superficiales, y en absoluto guardan proporción con hechos tan relevantes como la elección de ese público como audiencia ideal para la primera edición de Azul..., la conocida popularidad de muchos modernistas en esos círculos sociales, la existencia de proyectos editoriales como Elegancias o la inclusión de secciones como “Azul pálido” en la Revista Azul de Gutiérrez Nájera. Como deja demostrado uno de los más recientes “estados de la cuestión modernista”(Cardwell) conviene recuperar la historia del movimiento, para así evitar las reinvenciones y mistificaciones a que éste se ha visto sujeto con tanta frecuencia; y privarle de su audiencia femenina es, evidentemente, privarle de uno de sus componentes más característicos.
La reconstrucción de ese panorama es una empresa llena de dificultades pues, como ocurre con otros intentos semejantes (Krueger), dicha tarea ha de apoyarse sobre todo en testimonios indirectos, ya que por circunstancias históricas por todos conocidas, los escritos femeninos finiseculares acerca de la producción modernista son escasos y, en general, se reducen a comentarios de lectoras especializadas, como es el caso de Delmira Agustini o Gabriela Mistral (Oliver Belmás 137-63). Pero, a la vez, esta reconstrucción resulta sumamente necesaria, ya que uno de los hechos más sobresalientes en este sentido es el amplio número de variantes de lector femenino existentes en los textos modernistas, una recurrencia que justifica incluso la postulación de la mujer lectora como otro de los tipos consagrados de mujer finisecular, junto a la “mujer ángel” ya la femme fatale. Esa gama de variantes comprendería tanto la lectora histórica-extratextual, bien sea conocida (la Delmira Agustini que lee a Darío; Oliver Belmás 137-54) o anónima (la señorita LFGR, que espera ansiosa la segunda edición de Azul..; Darío, Azul 32), como la lectora-personaje (la Alda de El donador de almas; Nervo 216). Entre ambos polos quedarían incluidos a su vez modelos como la destinataria del texto (la Marquesa de Peralta a quien va dedicado
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