[BOOK][B] Calderón y el pensamiento ideológico y cultural de su época

M Tietz, G ANSCHEIDT - 2008 - core.ac.uk
M Tietz, G ANSCHEIDT
2008core.ac.uk
El concepto de peregrinatio concibe una relacion con lo extrano de una forma topogräfica:
en el antiguo derecho romano designaba a la persona que veni'a peregre, de mäs allä de la
propia cultura del ager Romanus, por lo que tenfa que ser tratada-en contraste con el cives
romano-segün las leyes vigentes del lugar de proveniencia. Con la ampliaciön de los
derechos civiles romanos a la totalidad del imperio bajo Caracalla (212 dC), lögicamente, lo
extrano del peregrinus adquiriö dimensiones mäs amplias, pues ya no designaba a una …
El concepto de peregrinatio concibe una relacion con lo extrano de una forma topogräfica: en el antiguo derecho romano designaba a la persona que veni'a peregre, de mäs allä de la propia cultura del ager Romanus, por lo que tenfa que ser tratada-en contraste con el cives romano-segün las leyes vigentes del lugar de proveniencia. Con la ampliaciön de los derechos civiles romanos a la totalidad del imperio bajo Caracalla (212 dC), lögicamente, lo extrano del peregrinus adquiriö dimensiones mäs amplias, pues ya no designaba a una persona solo relativamente extrana, sino una otredad total; es decir, que de ser forastero se pasa a ser alguien fuera de la cultura y del orden conocido. 1El cristianismo mantuvo esta radicalizaciön de la extraneza del peregrino pero le dio un giro completamente nuevo y anticultural. Si la civilizaciön romana imperial se identificaba con el territorio de la cultura en general, el cristianismo considera irrelevante esta cultura, precisamente por no ser mas que parte del mundo. El peregrino queda ahora regido por una ley que esta mäs allä de la ley del derecho y que es mäs poderosa, la ley de Dios. Se gün el cristianismo, cualquier hombre es necesariamente peregrino mientras habite el mundo, no importa el orden cultural al que pertenezca. Es extrano a su propia vida porque esta vida lo mantiene necesariamente lejos del orden verdadero que es ilocalizable en este mundo.«Tu excitas, ut laudare te delectet, quia fecisti nos ad te et inquietum est cor nostrum, donec requiescat in te»'dice en este sentido san Agustfn en sus Confessiones, considerando al hombre como un etemo viajero cuyo telos es el (re) encuentro con Dios en su propia alma. Al equiparar la peregrina tio con los lfmites de la vida, deja claro que aquella no puede realizar su ultimo sentido como movimiento topogräfico en el espacio exterior, sino tan solo como
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