Desde que hace diez años conocí a Elvira Martínez Chacón en un acto académico en Oviedo, no he dejado de recibir pruebas de su ejemplar labor profesional y de su profundo sentido de la amistad y del compañerismo. Poder ahora escribir estas breves líneas al frente de su último trabajo de investigación, me resulta, por todo ello, extraordinariamente grato. Me sirve, ante todo, para recordar y valorar un capítulo, ya felizmente cerrado, de la historia reciente de la Universidad de Oviedo: la creación y los primeros pasos de la Facultad de Ciencias Económicas, hecho que protagoniza un muy reducido número de personas entre las que se cuenta la autora de este libro. En efecto, cuando se estudie ese fragmento de la vida cultural de Asturias en los últimos lustros, habrá que destacar, junto a la brillante capacidad de iniciativa y de gestión del Rector López-Cuesta, la eficaz e ilusionada labor realizada por unos pocos universitarios-el grupo propiamente fundacional, al que yo tuve la fortuna de sumarme cuando lo más difícil ya se había hecho, que consiguieron sacar adelante, con tenacidad y confianza suficientes para compensar carencias materiales de diverso tipo, una empresa largamente esperada, y cuya formal inauguración se celebró el 24 de Octubre de 1975, con una primera lección magistral-venturoso padrinazgo-de Valentín Andrés Alvarez sobre la coyuntura finisecular en la industrialización asturiana. La profesora Martínez Chacón participó en los trabajos preparatorios de esa apertura solemne del nuevo centro académico, y desde entonces, con una dedicación admirable-tanto en lo que la docencia requiere de labor organizativa cuanto en lo