Abstract

El presente artículo combina la reflexión académica con la propuesta política. Retoma la pregunta sobre la importancia de las políticas culturales e intenta fundamentar una nueva respuesta. Sostiene que las políticas culturales no pueden concentrarse únicamente en la pura organización de eventos. Más allá del fomento a la producción cultural, del establecimiento de mejores mecanismos para su circulación y de dirigirse a públicos diferenciados, el ensayo apuesta por una política cultural que apunte a la deconstrucción de los imaginarios hegemónicos, vale decir, al intento por intervenir en aquellos sentidos comunes que se encuentran hondamente afianzados en los habitus sociales. Si el capitalismo contemporáneo basa buena parte de su poder en la dominación simbólica, este ensayo entiende que los símbolos y la cultura en general son igualmente un lugar de respuesta.

Abstract

This article combines academic reflection with a policy proposal. I raise again the question of the importance of cultural policy and try to lay a foundation for a new response. I maintain that cultural policy cannot focus only on the pure organization of events. The article advocates a cultural policy that goes beyond fostering cultural production, establishing better mechanisms for its circulation, and targeting different audiences, to direct itself to the deconstruction of hegemonic imaginaries, that is, to attempt to intervene in those common ideas that are deeply entrenched in the social habitus. If contemporary capitalism bases a large part of its power on symbolic domination, this article understands that symbols and the culture in general are both equally a place for an answer.

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