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  • Reply to the review by Daniel Attala
  • Todd S. Garth
Todd S. Garth . Reply to the review by Daniel Attala, MLN 2007, pp. 444–48. The Self of the City: Macedonio Fernández, the Argentine Avant-Garde, and Modernity in Buenos Aires. Lewisburg: Bucknell UP, 2005.

La crítica de Daniel Attala sobre mi libro, The Self of the City, se origina en una amistosa charla de sobremesa que tuvimos en 2004, en que se manifestó la diferencia fundamental entre nuestras interpretaciones de la obra de Macedonio Fernández. Para mí la sensación jugaba un papel integral en la ética y el discurso macedonianos, mientras que para Attala la sensación era completamente antitética a la filosofía de Macedonio. Debido a este antecedente, no me sorprendieron las dudas puestas en relieve por la reseña de Attala, pero sí el tono acusador. Attala implica que el libro aboga por “ideologías subrepticias” mías, sin especificar cuáles son esas ideologías (más allá de calificarlas de “vagamente foucaultianas”) ni cuáles serían mis motivos para perpetuarlas.

Sin lugar a dudas, la crítica de Attala es facilitada por errores empíricos míos, algunos ingenuos y otros la consecuencia del puro descuido. De todas formas, quisiera retomar algunos de estos errores para aclarar mis intenciones.

Si bien es verdad, por ejemplo, que Noé Jitrik afirma que la escritura de Macedonio constituye “un sistema”—declaración hecha hace 35 años y que yo ignoraba—también es igualmente cierto que ni Jitrik ni la generación de críticos entrenados por ese gran maestro han logrado elucidar ese sistema. Mi libro fue apenas un esfuerzo para hacer lo que otras mentes bastante más adeptas que la mía no habían intentado.

Attala también sugiere, según entiendo, que a pesar de la afirmación de Jitrik, hay que distinguir entre la consistencia del pensamiento de Macedonio y la de su obra. Este razonamiento me parece estar en conformidad con los procedimientos de muchos otros críticos. Una razón para mi aproximación “polémica” a esta tradición crítica es su aparente desacuerdo con las repetidas declaraciones de Macedonio de que para él, escribir es pensar.

En cuanto al carácter primordial de la “Oratoria de un hombre confuso,” Attala da con un dilema que enfrenta cualquier estudioso que pretende ajustar el análisis de los escritos de Macedonio al contexto histórico: la falta de testimonios escritos y el exceso de los anecdóticos. Es verdad que en este caso mi aceptación de una fuente oral contradice mi desprecio por la tradición anecdótica de la crítica macedoniana. No obstante, las dudas acerca de la prioridad cronológica de la “Oratoria” poco o nada refutan mis ideas acerca de la importancia de ese texto, ni de su significado respecto a las ideas de Macedonio sobre los conceptos de ausencia y presencia, el poder del lenguaje y los peligros de la escritura. Vale la pena notar que yo meramente asocié la prioridad de la “Oratoria” como acto público con su tratamiento extraordinario de estos peligros. De todas formas, espero que la copiosa documentación recogida en mi libro (lo que contrasta con gran número de [End Page 424] estudios anteriores), desmienta la impresión de Attala de que estoy “fascinado por el anecdotario.”

Hay un malentendido similar en la crítica de mis referencias a la carta dirigida a José Ingenieros. Le estoy agradecido a Attala por sus correcciones en cuanto a la carrera de Ingenieros, un grave descuido mío. Por otra parte, su crítica de mi interpretación me parece algo forzada. El interés de Macedonio por “el genio” se encuentra precisamente en su defensa de la “psicología psicológica” en contraste a la aproximación positivista. Además, si no percibo contradicción entre mi interpretación y la de Attala, es por haber encontrado apoyo para ello en los textos filosóficos de Macedonio. Es discutible (aunque no obvio) que la carta no atañe a los criminales en sí. No obstante, la insistencia en que Macedonio...

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