Abstract

This essay explores the impact of new consumer cultures on rural women in Chile's fruit-export sector during the military regime of Augusto Pinochet, 1973–1990. It challenges the longstanding assumption that the "consumerism" associated with Chile's neoliberal makeover was overwhelmingly reactionary in its political consequences and debilitating for working-class communities in particular. It argues that while new consumer cultures emerged within, and sometimes exacerbated, conditions of extraordinary exploitation and want, consumption was also a site through which women fruit workers challenged family patriarchy and created new forms of community with each other. Taking the central valley province of the Aconcagua Valley as its focus, the essay examines women's enthusiasm for the proliferation of imported commodities such as ready-made clothes, makeup, televisions, refrigerators, and electronic music devices, whose availability resulted from employment in the fruit-export sector as well as new sources of consumer debt. It concludes that while such new consumer desires and practices positioned rural women as validating certain aspects of the military's modernization project, it simultaneously encouraged women to resist necessarily linkages between "authoritarian" and "modernity" and to embrace gender ideals that were quite oppositional to those the regime promoted. Resumen Este ensayo explora el impacto de nuevas culturas de consumo en trabajadoras rurales del sector exportador de frutas en Chile durante el régimen militar de Augusto Pinochet, 1973–1990. Desafía la suposición tradicional sobre la cultura consumista asociada a las reformas neoliberales chilenas que argumenta haber tenido consecuencias políticas reaccionarias y en particular, perjudiciales para las comunidades de clase trabajadora. Este trabajo sostiene que mientras que la nueva cultura consumista surgió, y en algunos casos, se potenció, dentro de condiciones de explotación extraordinaria y necesidad, el consumo también conformó un sitio a través del cual las trabajadoras de la fruta desafiaron familias patriarcales y crearon formas alternativas de comunidad entre ellas mismas. Enfocándose en el valle central de la provincia de Aconcagua, este ensayo examina el entusiasmo de las mujeres frente a la proliferación de productos importados, como vestimentas manufacturadas, cosméticos, televisiones, refrigeradoras y equipos de música, a los cuales ellas tuvieron la oportunidad de acceder por su empleo en el sector exportador de frutas y por la disponibilidad de nuevas formas de financiamento de consumo. Este ensayo concluye que mientras que nuevos deseos y prácticas de consumo ubicaron a las trabajadoras rurales de la fruta en una posición de revalidación de ciertos aspectos del proyecto militar de modernización, éstos motivaron a las mujeres a resistir conexiones entre "autoritarismo" y "modernidad", y promover ideales de género contrarios a los aceptados por el régimen.

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