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Hispanic American Historical Review 84.3 (2004) 502-503



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Luis González y González (1925-2003)

Hijo único, nació en San José de Gracia, en hogar ranchero tirando a pueblerino, sucesor del memorioso Luis González Cárdenas y de la metódica Josefina González Cárdenas. No tuvo problemas de reparto al momento del cariño; de ahí que el padrino y tío, el presbítero Federico González, sugiriera mejor a los padres del singular crío que tan luego recibiera éste las primeras letras se le enviara a estudiar a otra parte justamente para alejarlo de apapachos y mimos que de seguro le echarían a perder y además no ayudarían en nada a forjarle un buen temple.

Destinado a la vida escolar, el sanjosefino se distinguió como estudiante muy machetero y laborioso en el Instituto de Ciencias de Guadalajara; después se le vería aspirar a abogado con título en la Perla Tapatía. Pero mediante el vitalismo de salvar la circunstancia, cambió de aires; estuvo presente como artillero acuartelado durante el servicio militar obligatorio en la aún vivible ciudad de México, misma a la que regresó para ingresar al Colegio de México. Ahí llegó a merecer el grado de maestro tras aprobar cursos y seminarios con profesores trasterrados españoles.

Al maestro Luis González, investigador y docente en el Centro de Estudios Históricos del mencionado ColMex, ese trato se le daba hasta la aparición de Pueblo en vilo: Microhistoria de San José de Gracia en 1968 , cuando por obra y gracia se convirtió en Luis González, un nombre de autor con mundo literalmente recorrido. En el libro matrio se percibe a un personaje que se declara amanuense de la primera parte, intérprete de la segunda y tercera, quien casi al final de la pieza histórica participa como sujeto metiendo su cuchara. Bien diría: tal cosa no la leí ni tal otra me la contaron, la vi, la viví. Por eso la última, "la porción más subjetiva", es la más suya.

El texto, con un marco nacional e internacional y trasfondo de paisaje ranchero, entreteje la existencia de simples seres mortales que nacen, crecen, se apasionan, se multiplican y mueren, todas ellas y ellos en la ronda y el traspaso de las generaciones. Pueblo en vilo, en las tierras flacas de la comarca occidental de Michoacán, sirvió también de alegato para sustentar la independencia municipal de la antigua tenencia de Ornelas, lograda precisamente en 1968.

Luis González escribió, "La historiografía local, como la biografía, parece estar más cerca de la literatura que los otros géneros históricos." Puso la muestra e incursionó en terrenos donde se requiere cumplir la receta recomendada por el profesor H. P. R. Finberg al pie de la letra: madurez, lecturas amplias, mucha simpatía al tema y piernas robustas. Quien siga tal andanza, debe tomar en cuenta el consejo gonzaleano de primero dormir para estar despierto. El [End Page 502] mismo escribió sobre sábanas panorámicas de papel a cuadros al despertar; por eso, de tal hábito, resultaron textos mañaneros y radiantes.

El autor de Pueblo en vilo expuso su experiencia y teoría de microhistoria en festines académicos. Familiarizado y embebido en lecturas extranjeras, insistió, para una mejor comprensión, en el uso de conceptos y categorías autóctonas; por ejemplo, rancheros, sociedad ranchera en el género campesino. En fin, fuera de los grandes centros urbanos, dentro del optimismo centrífuga como factor de recreación, Luis González y González fundó en Zamora una institución a imagen y semejanza de la historia micro pregonada por él—El Colegio de Michoacán. A partir de ahí, por la vida llevada y la múltiple obra traída, se le conocería como Don Luis.

Don Luis y el premiado San José de Gracia: Mexican Village in Transition van juntos entre las diversas obras...

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