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  • Ínsulas forasteras. Canarias desde miradas ajenas
  • Dolores Martín Armas
Galván González, Victoria, José Ismael Gutiérrez, Ángeles Mateo del Pino, Francisco J. Quevedo García, y Osvaldo Rodríguez Pérez. Ínsulas forasteras. Canarias desde miradas ajenas. Madrid: Verbum, 2009. Pp. 303. ISBN 978-84-7962-449-1.

A lo largo de la historia, las Islas Canarias ocupó un espacio mítico, desde los clásicos grecolatinos hasta el momento de su conquista en el siglo XV. Con el descubrimiento de América la imagen de las islas cambió y pasó de ser paraíso y espacio fantástico a territorio estratégico para la comunicación entre Europa y América: "[E]n el plano de la fantasía, las islas acabaron vencidas sin remedio por la pujante y colosal América" (30). Con Ínsulas forasteras. Canarias desde miradas ajenas los autores de estos cinco ensayos analizan la imagen de las Islas Canarias a través de un conjunto de textos literarios, ensayísticos y de viajes desde el siglo XV hasta la actualidad.

El libro se inicia con el ensayo "Canarias en la historiografía indiana: Un archipiélago por inventariar", en el que José Ismael Gutiérrez habla de la significación de las crónicas de Indias y otros textos coetáneos para construir la imagen de Canarias. Para ello recurre no sólo a las crónicas de los navegantes o misioneros españoles (Colón o el Padre Las Casas), sino también a la de autores portugueses. La percepción que tienen los europeos sobre el indígena (canario y americano) es la del "buen salvaje", o la del "otro". Salvo contadas excepciones, los relatos sobre Canarias forman una parte (complementaria) de las crónicas de Indias y el territorio y el hombre canarios les servirán de referente para comparar con el Nuevo Mundo.

En el segundo ensayo Victoria Galván González examina cómo se ha recreado la "realidad" de las Islas Canarias a través de los diarios de viajeros europeos de los siglos XVIII y XIX. En Viaje a las Islas Canarias (1995), Alexander von Humboldt describe la isla de Tenerife con objetivación científica, aunque no se deshace de la mitificación de las islas y la visión centralista y europeísta que se practica también con el Nuevo Mundo. Galván también analiza el trabajo del naturalista e historiador francés Sabin Berthelot. Enfoca su estudio en Les Miscellanées Canarienses incluidas en la Histoire Naturelle des Îles Canaries (1839). En ellas se mezcla la memoria del viajero con la ficcionalización de eventos. Su mirada, igual que la de Humboldt, está mediatizada por los postulados ilustrados.

Francisco J. Quevedo García analiza la visión peninsularista centrándose en tres obras contemporáneas: De Fuerteventura a París (1925), de Miguel de Unamuno; La isla y los demonios (1952), de Carmen Laforet; y La niebla y la doncella (2002), de Lorenzo Silva. En la obra de Unamuno Fuerteventura deviene en metáfora de la España "enferma" de los regeneracionistas. En la novela de Laforet, la isla de Gran Canaria se convierte en reducto de liberación—refugio para los exiliados de la España continental que huyen de la Guerra Civil. Lamentablemente, gran parte del ensayo lo ocupa el análisis de Nada, que poca vinculación tiene con las Islas. La novela de Silva, por otro lado, contribuye con la visión más actualizada de Canarias, concretamente de las islas de La Gomera y Tenerife.

El ensayo de Ángeles Mateo del Pino analiza el valor simbólico de la isla como paraíso, infierno y purgatorio. En Pájaros de la playa (1993), de Severo Sarduy, para Mateo del Pino la isla (aunque innombrada se sabe que es Lanzarote), se conforma como una alegoría del aislamiento y la decrepitud del cuerpo enfermo. En los poemarios Mientras traza su curva el pez de fuego (1984) y Memorias para el invierno (1995), de Manuel Díaz Martínez, la isla a la que se hace referencia es Cuba, por lo que el análisis...

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