Abstract

El texto de Tan largo me lo fiáis presenta en algunos casos variantes mínimas en cuanto a grafía respecto al texto de El burlador. En este artículo se analiza un pasaje editado por A. Castro en 1910 siguiendo la lección de Tan largo, y reformado más tarde por el propio Castro de acuerdo con Burlador. El rastreo y cotejo en autores del siglo XVI-XVII confirma la prioridad del Tan largo en la grafía raxas y la lección correcta de raxas como paños, atestiguada ya en el Viaje de Turquía. El análisis de los procesos de transmisión textual reafirma, también en este breve pasaje, la prioridad del Tan largo.

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