Abstract

Este estudio propone que la risa y obscenidad carnavalesca del gracioso destacan en Tamar y Teuca la ambivalencia que impulsa la fuerza trágica de Los cabellos de Absalón. Siguiendo la tesis de Rodríguez López-Vázquez sobre la autoría calderoniana de la tercera jornada de La venganza de Tamar, se observa que la simpatiá entre princesa y pitonisa en ese acto contradice la delineación anterior de la Tamar de Tirso. En Los cabellos, en cambio, su amistad concuerda con la caracterización calderoniana de Tamar como partícipe fundamental en la «responsabilidad difusa» de la tragedia. El nuevo papel de Jonadab en la obra de Calderón destaca desde el primer acto la ambivalencia taimada de la princesa y la relaciona progresivamente con la función engañosa de la agorera. Debido al origen divino de la profecía de Natán que pende sobre la casa de David, Calderón concienzudamente aclara desde un principio la deceptividad de Teuca y, con los comentarios del gracioso, se burla del agente de su acostumbrado recurso de pronósticos irónicos que, en este caso, unifica la acción dispersa de varios personajes. Al final Calderón relega a Tamar y a Teuca al submundo carnavalesco del gracioso, identificando así del todo a las dos mujeres en cuya ambivalencia fundamenta la estructura de su tragedia.

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