Calderón Dramaturgo (review)

Reviews151 Reichenberger, Kurt y Juventino Caminero. Calderón Dramaturgo. Con prólogo de José María Diez Borque y un estudio de Jack Weiner sobre Calderón en Rusia. Kassel: Universidad de Deusto y Edition Reichenberger, 1991. 247 pp. Los capítulos primero ("El joven Calderón y el viejo: rasgos manieristas y el estilo barroco," 1-13) segundo ("Los Autos Sacramentales y El Gran Teatro del Mundo, 15-31) y tercero ("Hijas rebeldes y el fracaso de la Patria Potestas," 33-40) componen nuevas versiones de trabajos publicadas respectivamente en Hacia Calderón, Segundo Coloquio en Hamburgo (Berlin-New York: de Gruyter, 1973), Theatrum Mundi (Berlin: Sonderband des Literaturwissenschaftlichen Jahrbuchs, 1981), y Estudios sobre Calderón (Salamanca, 1988). Los capítulos cuarto ("Los pretendidos crímenes de Segismundo," 41-1 16) y quinto ("Pedro Crespo ideólogo," 117-153), proponen una polémica interpretación de los dos famosos dramas de Calderón. El capítulo sexto ("Calderón desmitificado : entre la lógica y la poesía del siglo XVII,"155-190) constituye una reimpresión "con escasas variantes" de un estudio de Juventino Caminero que apareció en Letras de Deusto (n° 22, julio-diciembre, 1981). Finalmente , se incluye una panorámica histórica (191-147), en inglés, del profesor Jack Weiner, sobre la recepción de Calderón en la Rusia zarista y la soviética hasta el año 1981, que procura una información que ha sido de difícil acceso. El propósito original de estas partes de la obra moldea , con rasgos especiales, cada una de ellas. Por ejemplo, contrasta la densidad de las tres primeras, prosa atornillada para abarcar una tesis en pocas páginas, con la laxitud expositiva, explayada en amplias citas de texto de las dos siguientes. La sexta, a su vez, consiste en una recopilaci ón de las ideas poéticas de Antonio Machado, y de su discriminación frente al Barroco, sin examinar el arte calderoniana desde su punto de vista. En "El joven Calderón y el viejo..." se adaptan las explicaciones de Hatzfeld y Orozco sobre el Manierismo y el Barroco para clasificar los dos estilos de Calderón, simplificación de un complejo problema. Apenas se analiza el segundo limitándose los ejemplos a El príncipe constante (1628-29), y a El Gran Teatro del Mundo (1633-36). En "Autos Sacramentales...," tras una breve consideración sobre el género, se pasa al análisis de la estructura temporal de El Gran Teatro del Mundo bajo los postulados retóricos de la inventio, dispositivo y elocutio. En "Las hijas rebeldes..." se examinan "las reacciones de injusticia sufrida" por las protagonistas de cuatro comedias de capa y espada ante la administra- 152BCom, Vol. 45, No. 1 (Summer 1993) ción del derecho de la Patria Potestas, del que son dependientes. Se subraya la simpatía del autor por las intrigas femeninas que protegen sus prerrogativas en una sociedad patriarcal. Los capítulos cuarto y quinto forman casi la mitad del volumen y sus tesis son de carácter polémico, en ocasiones defendiendo lo improbable. Como dice el prologuista, "el lector vacilará ante algunas nuevas interpretaciones ." En "Los pretendidos crímenes..." se propone una nueva exegesis. Segismundo es un varón que posee "clemencia y corazón generoso " a lo largo de las tres jornadas de la pieza, ya que ejerce la habilidad "de decidir un comportamiento o dar órdenes adecuadas" (58). Tal aserto tiene como obstáculo la conducta del joven durante el período de la prueba en la corte polaca. Los autores, para asegurar su tesis, tienen que justificar el homicidio del Criado Segundo y el intento de violación de Rosaura. En el primer caso, son categóricos. No ha habido tal muerte. Nadie muere, así dicen, por ser arrojado al agua, teniendo la cercana ayuda de los cortesanos. Aserto harto discutible dada la lectura del texto. En el segundo, se disculpa la acción del príncipe por la desobediencia de la muchacha y sus insultos a la autoridad del heredero. Silogística poco convincente, aunque haya atisbos interpretativos de interés. En "Pedro Crespo, ideólogo" se plantea...