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  • Cristina Rivera Garza: Ningún crítico cuenta esto…
  • Valerie Hecht
Cristina Rivera Garza: Ningún crítico cuenta esto…. Ediciones Eón, 2010. Editado por Oswaldo Estrada.

¿Qué hacer con una escritura cuya autora se desdobla como “La Mujer Barbuda,” que corrige ampliamente los esfuerzos demasiado aparentes de otros autores por renovar la relación entre ficción e historia (ocupaciones que la presentan constantemente al público), y que escribe prolíficamente en español e inglés, mantiene un blog y una columna periodística, se ubica en varias fronteras (para desorientarnos), y aparece en el ya canónico Palabra de América (2004) para recordarnos que su narrativa no sólo pertenece a la nueva “nueva” narrativa, sino que ella es la única autora incluida allí? Estas coordenadas, que a su vez engendran otras consideraciones, sólo comienzan a revelar el complejo trabajo que ha tenido que llevar a cabo Oswaldo Estrada, y la gran diversidad de críticos incluidos en su compilación ostenta el nivel democrático de la empresa detrás de Cristina Rivera Garza. Ningún crítico cuenta esto…, título que natural-mente alude a la colección más conocida de sus cuentos y a la misma novedad de sus empeños como prosista.

Dividida en tres partes, la primera se compone de una presentación de la autora por la mexicanista Sara Poot Herrera, y de dos textos de Rivera Garza misma, que también es una mexicanista establecida. Son tres breves textos de prosa no ficticia, y ahí comienza la complejidad feliz—y digo “feliz”—por el resultado total de este libro y la conceptualización que ha querido darle Estrada. En este punto de su recepción sería reiterativo postular que Rivera Garza desobedece a los géneros, y no sólo a los literarios, y que sigue hurgando en ese arte combinatorio, para el placer no necesariamente barthesiano y la confusión de sus críticos. Así que lo que nos queda hacer es ver qué dicen los críticos concertados por Estrada, lo cual es mucho. Para comenzar, en la segunda parte del libro el compilador provee una extensa e informada Introducción (27–46), en que presenta la mayoría de los estudios que siguen, añadiendo una ficha bibliográfica.

Vale hacer hincapié en el hecho que Estrada ha reunido una variedad verdaderamente pluralista de críticos, canónicos como Jorge Ruffinelli y el fallecido Juan Bruce-Novoa; jóvenes mexicanistas que comienzan a establecerse, como Emily Hind (ocupada de la temporalidad de la “muerte literaria”) e Ignacio Sánchez-Prado (quien aquí se dedica a la poesía); y un numeroso elenco de intérpretes que ocupa la tercera parte y la mayoría de las páginas de Cristina Rivera Garza. Ningún crítico cuenta esto…

Es obvio que no se puede aquí detallar las aportaciones de cada uno que contribuye a este libro, aparte de decir que se estudia asiduamente toda la narrativa de la autora, y sus compilaciones de prosa no ficticia, como la reveladora y compleja La novela según los novelistas (2007). También es obvio que por pura cronología esta antología no llegó a examinar La Castañeda. Narrativas dolientes desde el Manicomio General, México 1910–1930 (2010). No obstante, y este es un valor permanente de estos estudios, los autores transmiten la complejidad de la conceptualización de la obra disponible de Rivera Garza, fijando valores sensatamente indisolubles, dando testamento de la amplitud de su talento, y teniendo en cuenta que el futuro de la autora añadirá a ellos, en vez de quebrantarlos o tergiversarlos.

¿Cuál es la otra “parte de los críticos,” como querría Roberto Bolaño? Es interesante notar que, si se trata temas como los cruces de género sexual (Venkatesh, Seydel y Estrada), o los empalmes o desplazamientos de género literario (Cruz Jiménez, y de manera más breve por Claudia Parodi), predominan en la colección los avatares de la literatura y lo literario. Este interés es otro valor permanente de este libro por sus...

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