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  • Cine, imaginario y turismo: Estrategias de seducción
  • Pablo Torío Sánchez
Cine, imaginario y turismo: Estrategias de seducción. Tirant lo Blanch, 2007. Editado por Antonia del Rey-Reguillo.

El turismo, entendido como la gran industria de España, se ha visto favorecido, desde sus albores, por la acción de diversas instituciones oficiales. Asimismo, el turismo ha servido para conformar la "identidad nacional," desde el Spain is different hasta llegar a la autoidentificación 'postolímpica' y postmoderna que se tiene de pertenecer a un país moderno. Por otro lado, el cine es una de las industrias culturales más importantes y forma parte de las exportaciones españolas, como muestra el interés que suscitan en otros países directores como Almodóvar o Amenábar.

Cine, imaginario y turismo: Estrategias de seducción estudia las interacciones de estas industrias durante los siglos XX y XXI, y analiza el proceso de configuración cinematográfica del imaginario turístico de España y de la identidad nacional. Ocho investigadores se han encargado de realizar este estudio, bajo la coordinación de la profesora Del Rey-Reguillo, y se ha realizado desde diferentes disciplinas, como los estudios culturales, la teoría turística o la historia del cine. El libro presenta en orden cronológico una serie de películas y cómo éstas han influido en la transformación de la identidad española y en la construcción del imaginario turístico de España.

Eugenia Afinoguénova estudia cómo la propaganda turística, promovida por el Estado a principios del siglo XX, trató de crear un concepto de identidad nacional que no chocara con la imagen de un país incivilizado que se tenía fuera de España. Ya en 1905 se crea una comisión que, entre sus tareas, tenía la de "tomar el control de la imagen nacional para presentar a España como un país culto y civilizado" (44), y en 1929 se escoge el lema Spain is different con la intención de formar "una imagen que se dirigía a los españoles," "inmunes al progreso" (55), y a los extranjeros que buscaban el tipismo español. La coordinadora del estudio, Rey-Reguillo, analiza cómo la dictadura primorriverista utilizó el cine para contrarrestar el tipismo con el que el cine internacional presentaba los temas españoles y, además, intentaba salvaguardar los esquemas morales y sociales del sistema.

La profesora Soto analiza cómo, con motivo de las exposiciones universales de 1929, el Estado intenta presentar una imagen de Sevilla en la que se mezcla lo moderno y lo tradicional. Por otro lado, Santiago Renard estudia el uso de los mecanismos retóricos en los documentales propagandísticos sobre Las Hurdes, realizados por el régimen de Alfonso XIII y la dictadura franquista, y en Tierra sin pan (1933), de Buñuel, el único que muestra la paupérrima situación de la comarca cacereña.

Justin Crumbaugh investiga cómo el régimen franquista articuló su discurso mediático por medio del Ministerio de Información y Turismo y las comedias "desarrollistas" de Paco Martínez Soria, con objeto de reinventar y consolidar un sistema antidemocrático, al tiempo que trataba de reconstruir la imagen interna del régimen. Annabel Martín indaga la manera en la que otros filmes presentan la modernidad; así, en Pero ¡en qué país vivimos!, lo español y lo extranjero chocan frente a frente, representados por Manolo Escobar y Conchita Velasco. Este choque de identidades significó el triunfo de lo tradicional con un barniz de modernidad, una modernidad que implicó borrar el pasado de la Guerra Civil.

Rosanna Mestre estudia cómo el Estado continúa promoviendo iniciativas cinematográficas que intentan "difundir la imagen de marca de país España" en el extranjero (211). Es el caso de Gisaku (2005), largometraje de animación financiado, en gran parte, por la Sociedad [End Page 264] Española de Exposiciones Internacionales con motivo de la Exposición Internacional de Aichi, Japón. Además, la imagen de marca creada por la Administración...

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