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83 Maldito entre los malditos, autor de una obra fragmentaria y dispersa, Jorge Cuesta se ha constituido en una especie de fantasma en la tradición literaria mexicana. Aún cuando fue una de las figuras intelectuales centrales de los años treinta en México y protagonista en muchos de los debates que definieron la cultura mexicana del siglo XX, su reconocimiento por parte de la crítica fue muy tardío. Hasta en los trabajos de Inés Arredondo y Louis Panabière a fines de los setenta e inicios de los ochenta, la obra de Cuesta era considerada una instancia menor de la generaci ón poética de Contemporáneos, mucho menos apreciada que la de coetáneos como Xavier Villaurrutia o José Gorostiza.1 El mismo carácter de la obra de Cuesta ha contribuido a esto. El único libro que publicó en vida fue un opúsculo político titulado Crítica a la reforma del artículo tercero, mientras que su trabajo poético y ensayístico, disperso en periódicos, revistas y archivos, ha sido objeto de varias recopilaciones a partir de los años sesenta, gracias a la labor de figuras como Miguel Capistrán, Luis Mario Schneider, Jesús Martínez Malo y Víctor Peláez Cuesta. El desarrollo de un corpus más o menos establecido de lecturas2 ha permitido la reubicación de Cuesta en el centro mismo de la literatura moderna en México: a Cuesta se deben varios ensayos fundamentales en la polémica nacionalista de 1932, la antología de poesía más importante e influyente de la primera mitad del siglo (la Antología de poesía mexicana moderna), algunos de los textos políticos más significativos sobre el liberalismo después de la Revolución Mexicana, dos de las lecturas fundacionales de Nietzsche en el país y uno de los poemas centrales de la literatura mexicana (“Canto a un dios mineral”). “Jorge Cuesta,” escribe Christopher Domínguez Capítulo dos El alquimista liberal Jorge Cuesta y la invención del intelectual 84 Capítulo dos Michael, “fue el primer intelectual plenamente moderno de México” (Tiros en el concierto 275).3 Este capítulo busca demostrar cómo la errante trayectoria de Jorge Cuesta sirvió para definir el ethos de los intelectuales adscritos al campo literario, al establecer un conjunto de prácticas dirigidas a marcar un espacio autonómico concreto con respecto al Estado. La diferencia crucial de Cuesta respecto a los intelectuales de la generación de 1925 radica en el hecho de que su proyecto intelectual se centra en su no adscripción al Estado, es decir, en la idea de una práctica intelectual independiente que no sólo es autónoma al poder sino que, con el tiempo, tendrá un imperativo de crítica a éste. De esta manera, la ruta intelectual de Cuesta, que comienza, sobre todo, con la publicación de la Antología de poesía mexicana moderna en 1928, se caracteriza por el movimiento desde un concepto de literatura pura como una forma de deslinde frente al Estado hacia la utilización del lugar de enunciación producido por este deslinde como una forma de criticar al poder. Esta trayectoria ocurre en un momento en que la hegemonía ideológica tiende hacia la izquierda, empezando con el liberalismo secular de la presidencia de Plutarco Elías Calles hasta el triunfo del socialismo de Lázaro Cárdenas. En términos de los debates literarios, este movimiento significó un cambio importante de interlocutores. En 1926, bajo la presidencia de Calles, estalla la Guerra Cristera, que significó, entre muchas otras cosas, el alienamiento de la intelligentsia católica del campo de poder.4 En el campo literario, esto significó que muchos autores del bando nacionalista, como los virreinalistas o los que, como Juan Vereo Guzmán o Antonio Estrada, escribir ían obras cristeras, dejaran de identificarse con la idea de una “literatura nacional,” abriendo ese concepto a los socialistas. En términos del espacio que unía al campo de producción cultural con el campo de poder, la educación, viene otra transformación fundamental, la ruptura de Vasconcelos con el Estado, a raíz de su derrota electoral en 1929, y el ascenso a la Secretaría de Educaci ón Pública del socialista Narciso Bassols en 1931, quien posibilitaría aún más el acceso de los intelectuales...

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