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101 Capítulo cuatro Pintura y peregrinación en la poesía oriental modernista Son éstos los sitios tal y como mis ojos los perciben, y así los represento para quienes no viajan. Hokusai Desde el Dios hasta el samurai, desde el águila hasta el bambú, todo lo dibujó Okusai en la “Mangua” y en el “Guafú.” [...] Cuando ya eras un bodhisava y logró tu pincel prolífico que viviera cuanto trazaba, una imagen o un jeroglífico... José Juan Tablada “El poema de Okusai” En los capítulos anteriores, elucidé cómo parte del imaginario oriental modernista se produjo a partir de interpretaciones basadas en un viaje real y a través de la aproximación y apreciación de artefactos culturales. Para aquéllos que no viajaron al Oriente los artefactos pictóricos orientales fueron los catalizadores a través de los cuales interpretaron arte, crearon arte y aprendieron sobre la íntima relación que une al arte, la naturaleza y religión oriental. En ambos casos, el acercamiento al Oriente como lo manifiestan los textos, connota una suerte de trayectoria , un desplazamiento que invita a contemplar paisajes y cuadros y a trascender fronteras culturales a partir de la presencia de objetos de arte. Paralelamente, esa noción de desplazamiento hacia otro lugar se revela en uno de los manifiestos 102 Capítulo cuatro programáticos modernistas donde Eugenio Díaz Romero señala que los propósitos del movimiento eran precisamente emprender una suerte de viaje ya que la agenda de los miembros era: Levantar oficialmente la bandera de la peregrinación estética, que hoy hace con visible esfuerzo la juventud de América Latina, a los Santos Lugares del Arte y a los desconocidos Orientes de ensueño: mantener al propio tiempo que el pensamiento de la innovación, el respeto a las tradiciones y a la jerarquía de los Maestros. . . . Luchar porque prevalezca el amor a la divina Belleza, tan combatido hoy por las tendencias utilitarias.1 En el contexto modernista, la “peregrinación” sugiere una búsqueda de una expresión ideal, bella, exquisita y pura. Por otra parte, el término “peregrinación” connota un traslado, una suerte de viaje físico y a la vez místico y espiritual. El crítico Aníbal González elucida que los literatos finiseculares tenían un profundo interés en el antiguo tema de la conversión porque éste, irónicamente, tenía que ver con su ímpetu de transformación y de reiniciación que era “típico de la modernidad” (124). Y añade que el tema de la conversión está ligado a otro tópico cristiano que es “el de la peregrinatio, el de la vida como un peregrinaje hacia Dios. En una tradición que data desde San Agustín, la ‘confesión’ es el recuento de una vida antes que ésta inicie conscientemente su peregrinatio hacia Dios cuando todavía el sujeto vaga descarriado por el mundo” (125).Y añade que el viaje modernista siempre se describe como una vuelta a los lugares sagrados (133). Incluso, a propósito del regreso de Darío a Nicaragua en 1907 —Viaje a Nicaragua— González señala que el texto está presidido por un yo que va en búsqueda de paz y que lo que aparentemente pudiera ser un relato de viaje se adhiere a una suerte de conversi ón, confesión y peregrinaje. Por lo tanto, aunque Darío escribi ó sobre Nicaragua, hay una serie de alusiones al Oriente. En ese sentido, lejos de “orientalizar” Nicaragua tiene que ver más bien con una vuelta hacia la “fuente renovadora del Origen” (136). Por otra parte, para aquéllos que sí viajaron al Oriente como Gómez Carrillo, Rebolledo y Tablada, el viaje fue un camino que les ofreció la oportunidad de visitar lugares célebres y religiosos y por lo tanto, en ese sentido, su travesía tam- [3.146.105.194] Project MUSE (2024-04-23 13:12 GMT) 103 Pintura y peregrinación bién fue una especie de peregrinaje. Al mismo tiempo, esa experiencia les permitió indagar por medio del lenguaje la expresión ideal que buscaban. En uno de sus relatos de viaje, Gómez Carrillo describe su visita a Nikko, sitio apartado del bullicio de las ciudades, cerca de las montañas, poblado de templos sintoístas y budistas. Lo que el viajero describe refleja un...

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