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  • Política y didáctica para el empleo y el impacto del Arte (1765) de Andrés Febrés*
  • Nataly Cancino Cabello

Presentación

La cantidad de lenguas y variedades lingüísticas prehispánicas complicaron la evangelización de los indígenas en América. Para facilitar las tareas asociadas, y debido a las dificultades para enseñar español a todos los grupos, aprender los idiomas indígenas fue una obligación para los misioneros.

En el caso de la cristianización de los mapuches, habitantes originarios de la zona centro-sur de Chile y que actualmente también viven en el sur de Argentina, el conocimiento de su lengua—el mapudungun—llevó a la elaboración de tres obras hoy identificadas. En orden cronológico, la primera es Arte de la lengua general que corre en todo el Reino de Chile, de 1606, de Luis de Valdivia; se escribió en Chile y se imprimió en Lima para facilitar la conversión de los mapuches en el contexto de la guerra defensiva implementada por el mismo autor. En segundo lugar, se ubica Arte de la lengua general del Reino de Chile de Andrés Febrés, que se elaboró en Chile e imprimió en Lima en 1765 para facilitar la conversión de los indígenas en un momento de esplendor misionero. El tercer tratado es Chilidugú de Bernardo Havestadt, publicado en Alemania en 1777, después de la expulsión de los jesuitas; corresponde a una reescritura en latín de un texto que el autor había producido en español en Chile.

De estos tres trabajos, en este artículo nos centraremos en el Arte de Febrés, debido a que fue la obra que tuvo más impacto en la enseñanza-aprendizaje del mapudungun en Chile y en Argentina hasta inicios del siglo XX (Malvestitti y Payàs, 2016: s/p; Araya y Martínez, 2017: 19). También resulta interesante porque su recepción superó la censura antijesuítica tras la expulsión de 1767, aun cuando su autor fue exiliado y perseguido (Medina, 1914: 98–111). Además, este tratado sobre el mapudungun sorteó la política de castellanización de América que implementó Carlos III a partir de 1770 (Poblete, 2016: s/p).

En particular, pretendemos identificar y analizar los rasgos que motivan el éxito en este contexto poco favorable; para ello, estructuramos este artículo en torno a la pregunta ¿por qué el Arte de Febrés se convirtió en un modelo para la evangelización mapuche? Con [End Page 41] el fin de buscar una respuesta, iniciamos el escrito con una biografía mínima del autor y los datos más relevantes del momento en que llegó a Chile; en segundo lugar, presentamos la obra que aquí nos interesa, destacando aspectos bibliográficos y de composición. Posteriormente, nos centramos en los dos rasgos que, a nuestro juicio, responden la interrogante planteada: el tono político y el carácter didáctico del Arte. Para finalizar, ofrecemos unas reflexiones a modo de cierre.

1. El autor y su tiempo

Andrés Febrés nació en Manresa, Cataluña, en 1734. Ingresó a la Compañía de Jesús en Tarragona en 1752; allí inició sus estudios de teología, los que terminó en el colegio jesuítico de San Miguel, en Santiago de Chile, donde llegó en 1755. En 1758 se ordenó sacerdote. Al año siguiente fue destinado al sur de Chile, a la misión mapuche de Angol y, en 1762, a la de Nueva Imperial.

De acuerdo con Hanisch (1974: 3), la historia de la Compañía de Jesús en Chile puede ordenarse en cinco etapas: los comienzos, de 1593 a 1607; el crecimiento, de 1607 a 1683; el apogeo, de 1683 a 1767; la expulsión, supresión y sobrevivencia, de 1767 a 1814; y segunda vida nueva, de 1814 a 1955. La llegada a Chile del joven catalán coincide con un momento beneficioso para los jesuitas, pues contaban con establecimientos (viviendas, colegios) en poblaciones urbanas y rurales, y destacaban en la educación de indígenas y criollos; además...

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