Abstract

Abstract:

This article focuses on how Benito Pérez Galdós's Novelas españolas contemporáneas and José Rizal's two completed novels portray the Philippines as an outlet for the antisocial behavior that threatened the modernization of the Spanish mainland. In the itineraries of Pedro Polo in Tormento and Ramón de Villaamil in Miau, as well as the social milieu described by Rizal, Peninsular Spaniards who voyage to the Philippines are represented as the undesirable elements of the post-Gloriosa Spanish state. But by transporting problems to one of the farthest flung outposts of the Spanish Empire, Galdós and Rizal demonstrate that the remedy Spain has chosen for its social ills (like clerical obscurantism and patriarchal domination) allows it to avoid the necessary internal reform that would prevent these problems from developing in the first place. Though from very different positions within the nineteenth-century Spanish Empire, the two authors both diagnosed late colonialism as a malady that kept Spanish society moribund even as it offered the illusion of a continual first contact that would reinvigorate the sick nation.

Resumen:

Este artículo se centra en las Novelas españolas contemporáneas de Benito Pérez Galdós, así como las dos novelas completas de José Rizal y su retrato de Filipinas, como escape para el comportamiento antisocial que atentaba contra la modernización de la España peninsular. En los itinerarios de Pedro Polo en Tormento y Ramón de Villaamil en Miau, los peninsulares que viajan a Filipinas representan los elementos indeseables para el estado español después de la Gloriosa. Al desplazar los problemas hasta uno de los lugares más recónditos del imperio español, Galdós y Rizal demuestran que el remedio que España ha elegido para sus males sociales (como el oscurantismo clerical y la dominación patriarcal) le permite esquivar la reforma interna necesaria que evitaría que estos problemas se desarrollasen en primer lugar. Ambos autores, aunque desde posiciones muy distintas en el imperio español decimonónico, diagnosticaron el colonialismo tardío como una enfermedad que mantenía moribunda a la sociedad española, incluso cuando ofrecía la ilusión de un primer contacto iterable que revitalizaría a la nación enferma.

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