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  • Cómo reivindicar un género postergado y libertino: el FICA de Buenos Aires
  • Christina Baker and Gastón Alzate

Se celebró entre el 3 y 5 de diciembre del 2020, en un formato virtual con transmisión vía streaming (algunas obras o sketches pregrabados y otros en vivo), el Festival Internacional de Cabaret de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un proyecto que ya va por su edición número 5. La idea de este extraordinario proyecto se originó en el marco del XII Festival Internacional de Cabaret de México, iniciado en el año 2003 por la acreditada compañía Las Reinas Chulas, en el que la actriz rosarina Noralih Gago ha estado participando desde 2011. El festival terminó con el manifiesto de las cabareterxs que participaron en él, con el objetivo de conformar una red para el intercambio y un espacio crítico de la cultura patriarcal. En 2014, a su regreso de ese festival, Gago, junto con Cristina Fridman, Marcelo Riva y Sebastián Blutrach, director del Teatro el Picadero, se dieron a la tarea de producir el primer FICA en 2016.

Para introducirnos al tema de este V Festival Internacional de Cabaret en Argentina es importante señalar que, aunque no se conoce como “teatro cabaret”, en la historia del teatro argentino son abundantes las expresiones del género del café concert. Sabemos que en los años 20 los humoristas se mezclaban con malabaristas, magos, enanos, ventrílocuos, bailarinas, transformistas y cantantes de ópera, algo similar a lo que pasaba en México con el teatro de carpa de esa época. Estos artistas pusieron las primeras piedras de un género híbrido y desestructurado en el que la música ejercía como columna vertebral de una dramaturgia basada en sketches. Es posible pensar como un ejemplo de partida en music-hall de Enrique Santos Discépolo y su Caramelos surtidos (1931). Ya entrados los años 40 o 50, el cabaret se establece como espacio social masculino en el que producen obras de humor [End Page 191] político con chicas con poca ropa y en donde no hay diferencias entre el burlesque, el varieté o el cabaret. En la Argentina de los años 60, se observa una resurrección del género en la obra María de Buenos Aires (1968) de Horacio Ferrer y Astor Piazzolla (Fontana).1 Antes de la dictadura cívico militar, se destaca el movimiento Di Tella, que da cobijo a obras como las de Nacha Guevara, Les Luthiers o Marta Minujin. Se puede considerar como un antecesor del FICA al director de teatro y productor Lino Patalano, manager del grupo Les Luthiers, quien de forma independiente funda desde 1970 unas de las primeras salas de café concert, a las que bautizan como “La gallina embarazada”, “El gallo cojo” y “El pollito erótico”. Allí realiza sus primeros unipersonales Niní Marshall, quien monta en los 70 la popular obra “Y ... se nos fue de repente”, llevada en 1979 a la televisión. De esa época destaquemos también a Edda Díaz, quien será mentora de Noralih Gago y madrina del primer FICA. Otros ejemplos que pudieran considerarse antecesores del movimiento actual serían Antonio Gasalla, Carlos Perciavalle y Nora Blay, quienes conformaron el creativo grupo Help Valentino (nombre de uno de sus espectáculos). Entrados en los años ochenta, el antecesor más cercano es el movimiento “Parakultural”, donde se destacaron poetas y artistas como Fernando Noi, Tino Tinto, Karina K, Batato Barea (quien se autodefinía como clown literario travesti), Humberto Tortonese y


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Productores del FICA 2020 (Festival Internacional de Buenos Aires): Cristina Fridman, Marcelo Riva y Concha del Río (Noralih Gago), en el Teatro el Picadero. Foto de Candelaria Serra.

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Alejandro Urdapilleta, al igual que “Las gambas al ajillo”, que produjeron un humor negro y feminista. Es desde luego una lista incompleta y precaria, pero que nos permite situar históricamente este género postergado y libertino.

La primera gala del V FICA fue inaugurada por la versátil intérprete italo granadina Alessia Desogus, quien...

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