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  • Los Estudios de Animales y el Siglo de Oro / Animal Studies and the Early Modern Hispanic WorldPresentación
  • Fernando Rodríguez Mansilla

EL año 2020 empezó con la trágica noticia de los incendios en Australia, los cuales han arrojado la terrible cifra de mil millones de animales muertos. Nos encontramos ante una de las expresiones más dolorosas del antropoceno, término acuñado a inicios de la década del 2000 para poner de manifiesto los profundos efectos de la intervención humana en los ecosistemas de la Tierra. En este contexto, los estudios de animales introducen en el debate una perspectiva que resulta pertinente para el análisis cultural y literario, ya que sus propuestas pueden promover, en última instancia, una reflexión en torno a la ética, la ecología y el papel de las humanidades en la actualidad.

Los estudios de animales surgieron a la sombra del giro post-estructuralista, hacia los años setenta del siglo xx, y encontraron su espacio propio en el terreno de los estudios culturales, por lo que se afianzaron en la década de los noventa. Como lo demuestran los trabajos de este monográfico, es una perspectiva que posee puntos de contacto con la ecocrítica, los estudios de género, la iconografía y la filología, entre otras disciplinas. En sentido amplio, los estudios de animales se ocupan de la sempiterna relación entre los humanos y los animales, a través del análisis del diseño de los animales, el desarrollo del animal como personaje, la conceptualización del animal, así como la ética en torno a los animales. En breve, esta aproximación se plantea analizar la figura del animal como ente autónomo y ya no como metáfora humana o por su valor simbólico, para así transcender el antropocentrismo inherente a las humanidades clásicas.

Los estudios de animales encuentran un precursor en Michel de Montaigne, uno de los primeros autores que reveló perplejidad ante la actitud de su gata cuando la acariciaba: "Cuando me entretengo así con mi gata, ¿quién sabe si no [End Page 421] soy yo realmente el entretenimiento para ella?". Mediante esta pregunta curiosa, el francés observaba cómo el animal tal vez no era meramente un objeto suyo, sino que contaba con una existencia independiente que era válido explorar. Unas décadas más tarde, el filósofo René Descartes, abrazando el racionalismo, postulaba que los animales eran autómatas y resultaba fútil pensar más allá de eso. Si bien ambas posturas se contraponen, demuestran el gran interés que los animales empezaron a provocar en la temprana modernidad ya no tan solo como trasuntos humanos. Como bien se sabe, este periodo, previo al siglo xviii, es un momento clave para la literatura occidental; pero también lo es para la discusión en torno a ciertos animales, como los gatos domésticos, los cuales experimentaron la transición de animales utilitarios, según se estilaba en la Europa medieval, a empezar a considerarse animales de compañía.

En el campo de la investigación sobre la cultura y la literatura en español de los siglos xvi y xvii, que también se conoce como Siglo de Oro, los estudios de animales llegaron hace relativamente poco tiempo. Como ha ocurrido con otras tendencias críticas (como el neohistoricismo o los estudios materiales), arribaron bajo la inspiración de los estudios que venían llevando a cabo investigadores de la temprana modernidad inglesa. Aunque las primeras publicaciones dedicadas a los estudios de animales aplicados al Siglo de Oro empezaron apenas durante la última década, se trata de una perspectiva de análisis que ya cuenta con una bibliografía sólida y con calas bien definidas. En primer lugar, el libro The Animals of Spain (2011), de Abel Alves, configura lo más cercano a los prolegómenos de una enciclopedia en torno a la percepción, empleo e ideas populares en torno a los animales en el mundo hispánico desde el descubrimiento de América hasta inicios del siglo xix. Luego, Adrienne L. Martín...

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