Cuba: El viaje inconcluso. Diez días que estremecieron mi mente by Gustavo Gac-Artigas (review)

Gustavo Gac-Artigas (Santiago de Chile, 1944) es escritor, dramaturgo, actor, director de teatro y editor. Reside en New Jersey y es miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Ha publicado poemas, varias novelas, piezas teatrales, vídeos cortos y un poemario trilingüe. Igualmente, ha recibido premios literarios en Holanda y los Estados Unidos por uno de sus cuentos y por una novela suya traducida al inglés. Después del golpe de estado contra el gobierno de la Unidad Popular (1973), fue apresado y luego forzado a irse al exilio. Sucesivamente se radicó en Francia y Holanda.

Cuba: Un viaje inconcluso es un libro de difícil clasificación literaria, aunque este detalle no es realmente decisivo. Se mueve entre el ritmo de versos breves, letras de canciones y oraciones plasmadas como prosa poética. Además, se trata de un relato testimonial acerca de una visita de diez días que el autor hace a la isla. Confiesa que “[c]incuenta años me tomó llegar”, desde el instante en que se propuso hacerla. Sin embargo, unas páginas después aclara que durante su estancia “llegó el último crucero autorizado debido al endurecimiento de la política exterior del presidente de los Estados Unidos” (21), es decir en 2019, en realidad seis decenios a partir de 1959. La aclaración definitiva aparece al final cuando leemos “La Habana, junio 2019” (113).

Es un viajero gregario, listo a entablar conversaciones con los nativos, de los cuales recoge sus voces, cuenta lo que va observando y aprendiendo en los sitios frecuentados. Desde el primer momento, se desmarca de paseantes que llegaron allá para ejercer cierta militancia: “Y no era turismo revolucionario” (13). Explica por qué: “Había sido testigo de la invasión y muerte de la Primavera de Praga” (13), es decir, de la invasión y ocupación de Checoeslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia, encabezadas por el Ejército Rojo de la entonces Unión Soviética (1968).

La Cuba de Gac-Artigas se enlaza mejor con la representada en Persona non grata (1973) de Jorge Edwards, que con cualquier memoria de compañeros de viaje seducidos por el discurso de los dirigentes cubanos. Asimismo, la experiencia previa de conocer lo que se llamó la República Democrática Alemana (RDA) lo había preparado políticamente (19), tal como les ocurrió a otros escritores chilenos como Roberto Ampuero y Mauricio Rojas según comentan en Diálogo de conversos (2015).

Por ese motivo, el libro de Gac-Artigas no es, como él adelantó, “turismo revolucionario”: el lector se entera de las numerosas calles que se hallan en mal estado, de las viviendas ruinosas, del hacinamiento en el cual viven las familias, de la sobreabundancia de consignas propagandísticas, del contraste abrumador que existe entre los lemas oficiales y la realidad cotidiana de los ciudadanos de a pie, de la religiosidad afrocubana, de la tarjeta de racionamiento vigente desde 1962 y del escaso comercio siempre estrictamente regulado: “Había venta de pescado, venta libre de pescado, un pescado por familia, la cabeza para los solteros, la cola para la tercera edad” (66); reconoce la vitalidad de la música autóctona, manifiesta el desplome de la endeble teoría política ideológica frente a la ironía de los filósofos callejeros: “Somos la ciudad más segura del mundo, la universidad es gratuita, y es cierto, estudian, lo que no se sabe es para qué, ¿para el futuro? . . .” (66).

Como todo relato sobre Cuba no podían faltar la figura y el culto a la memoria de Ernesto Che Guevara (89-93). Sin embargo, el Che de este texto es uno que muere a resultas de la traición de un compañero supuestamente confiable. Por los motivos apuntados, el viaje no puede concluir felizmente, ni...