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  • La Sección Femenina 1934–1977. Historia de una tutela emocional por Begoña Barrera
  • Iria Ameixeiras-Cundíns
La Sección Femenina 1934–1977. Historia de una tutela emocional
Alianza Editorial, 2019
por Begoña Barrera

Si en los años noventa la falta de material disponible sobre Sección Femenina (SF) dificultaba su estudio sistematizado— como denunciaba Rosario Sánchez López en Mujer española, una sombra de destino en lo universal (1990)—, parece que desde 2019 ya existe ese trabajo. La Sección Femenina (1934–1977): Historia de una tutela emocional (Alianza editorial, 2019) de Begoña Barrera hace una aproximación holística al anclaje político de SF antes, durante y después de la dictadura franquista. Este libro, que sale de la tesis doctoral de Barrera (Universidad de Sevilla), argumenta que la actividad formativa de la élite femenina de la Falange le granjeó un espacio nuclear en el aparato franquista. Aún si es justo incidir en la vocación generalista del libro, hay tres especificidades que lo convierten en un proyecto verdaderamente novedoso y relevante. Aludo a su lectura de la abrumadora expansión propagandística de SF; al análisis de la tutela afectiva que ejerció desde la posguerra; y, finalmente, al abordaje de la memoria construida por la propia organización a partir de los años setenta.

Barrera inaugura su monográfico sobre las falangistas con un estado de la cuestión en el que identifica dos vertientes. La primera, que nace en los años ochenta con la obra de María Teresa Gallego Méndez, defendía que había una contradicción entre el modo de vida de los mandos de SF y las doctrinas que trataban de imponer sobre las mujeres. Esta lectura derivó en una segunda interpretación, de la mano de Victoria Lorée Enders, Helen Graham o Inbal Ofer, que sostenía “la naturaleza progresista del proyecto de la SF” (15). Es también aquí donde la historiadora saca brillo a sus herramientas teóricas: la historia de las emociones y su conexión con el género a través de William Reddy y Barbara Rosenwein, el dispositivo foucaultiano, y el concepto de memoria. Esta impronta teórica va de la mano de un exhaustivo trabajo de investigación, principalmente, aunque no solo, en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (AGA) y en la Real Academia de la Historia (RAH), que la propia autora enuncia al inicio del libro.

La obra se divide en dos partes: la primera, “La formación de las españolas: más allá de la propaganda,” que integra los capítulos dos, tres y cuatro, centrados en los orígenes de la organización y su labor mediática; y la segunda, “Saber, aprender y sufrir la diferencia,” compuesta por cinco capítulos más conclusión, en la que desgrana esa tutela emocional que aparece de forma catafórica en el título. Así, en el capítulo dos se explica la génesis de SF en el SEU (Sindicato Español Universitario), dependiente de Falange Española. Particularmente interesante resulta la lucha entre Pilar Primo de Rivera, Delegada Nacional de SF, Mercedes Sanz Bachiller, Delegada Nacional de Auxilio Social, y María Rosa Urraca Pastor, Delegada Nacional de Frentes y Hospitales, por conseguir el control sobre las mujeres. Barrera documenta las presiones que ejerció Primo de Rivera para lograr el monopolio de estas funciones formativas y de servicios que, al fin, se materializaría en 1939.

El siguiente capítulo comienza con un repaso a la propaganda falangista deteniéndose en un análisis de la Ley de Prensa de 1938 que concentraba el poder en el partido único y, en concreto, en el “Círculo de Dionisio [Ridruejo]” (85–87), un grupo de intelectuales falangistas fieles a la doctrina joseantoniana. Para Barrera, la [End Page 260] proximidad entre este grupo y los mandos de la organización de mujeres contribuyó a proyectar el modelo propagandístico masculino sobre las regidurías de SF. Aquí se indaga en la figura de Clara Stauffer, al parecer, “la verdadera...

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