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  • El reconocimiento de la violencia como aspecto constitutivo de la propia subjetividad en Su casa es mi casa del colombiano Antonio García Ángel
  • María Ofelia Ros Matturro

El arrullo frenético de los sintetizadores es canción de cuna para nosotros, huérfanos de todas las utopías, sabiondos a priori, solitarios empedernidos y promiscuos.

- Antonio García Angel, Su casa es mi casa

La novela Su casa es mi casa (2001), del colombiano Antonio García Ángel, no destaca los fenómenos que caracterizan el conflicto armado reciente en Colombia sino una generalización de la violencia pasada por alto, naturalizada en el escenario cotidiano de la ciudad. En el momento en el que el personaje central asume una marca social de pasaje a la adultez, la violencia irrumpe como una parte desconocida del sí mismo. A la vez, la violencia adquiere una presencia fantasmagórica, encarnada en el inquilino anterior de su nueva casa; develar qué le pasó implica para Martín exorcizar sus propios fantasmas, reconstruir su historia, y visibilizar el racismo, el clasismo y el machismo como aspectos ideológicos constitutivos de su propia subjetividad. Este reconocimiento de la violencia como un aspecto constitutivo de la propia subjetividad, en el cual deja de ser percibida como lejana [End Page 500] y ajena para devenir inquietantemente familiar y conocida, implica una desideologización de la violencia social entendida como un ente abstracto, objetivo e intrínseco a la sociedad.

En Su casa es mi casa confluyen influencias narrativas variadas. Por una parte, sigue la línea narrativa abierta por Raymond Chandler y la adaptación del género policial a la literatura iberoamericana realizada por el español Manuel Vázquez Montalbán; y se nutre de las influencias de las adaptaciones del género policial a Latinoamérica realizadas por el mexicano Paco Ignacio Taibo y el argentino Mempo Giardinelli. Por otra parte, la novela destaca la articulación de estas influencias con la narrativa de los escritores españoles Ray Loriga y José Ángel Mañas, y con ellos la de la ponderación de la vida nocturna, los bares, los amigos y el consumo de alcohol y drogas. Al respecto, en una entrevista en la que se le pregunta por las influencias de su novela, el autor alude a Alberto Fuguet y el grupo McOndo, y a la novela de formación [bildungsroman o coming of age novel],1 revisitando los vínculos existentes entre las categorías de lo urbano y las categorías de la novela de formación.2 Asimismo sostiene que a este cruce de influencias que signan la novela se suma el brit pop y la literatura pulp, el comic y las Ediciones B, tendencias que se alternan con guiños intertextuales a William Faulkner, William Shakespeare y César Aira (García Ángel, "Conversación" 486). Escrita en el 2001 es la primer novela de Antonio García Ángel (1972, Cali) con la cual ganó la distinción del Programa de Maestros y Discípulos de la firma Rolex 2004 [End Page 501] (The Rolex Mentor and Protégé Arts Initiative) adjudicándosele como mentor a Mario Vargas Llosas para la escritura de su segunda novela: Recursos Humanos (2006). En el 2007 fue escogido como uno de los 39 escritores, menores de 39 años, más representativos de América Latina, en el marco del evento Bogotá Capital Mundial del Libro, y en 2010 publicó la colección de cuentos Animales domésticos.

El autor comienza su ópera prima con las siguientes palabras: "Cuando doña Magola me abrazó, me temblaron las piernas. Era como si todo mi cuerpo se negara a llorar y ellas se hubieran revelado, traicionando la tranquilidad que pretendía aparentar" (García Ángel, Su casa 17). Esta primera frase refiere a un descentramiento del yo del personaje, una disociación entre sus piernas temblorosas y el resto de su cuerpo negándose a llorar. Martín Garrido, personaje central de la novela, se sube a un camión de mudanzas, que lo aleja de la residencia estudiantil en la que vivió hasta el momento, rumbo a un mono ambiente, rentado...

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