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  • En Memoria De Emilio Cordero Michel (1929-2018)
  • María Filomena González Canalda

Al hablar de Emilio Cordero Michel no podemos hacerlo sin la emoción que nos embarga al recordar este entrañable maestro, mentor, ejemplo de vida y amigo. Los que le tratamos de cerca tuvimos la suerte de apreciar su sentido de amistad y solidaridad. Siempre muy atento de cada uno de sus amigos: cumpleaños; enfermedades; logros académicos; duelos familiares. No importaba el evento, siempre Emilio estaba presente para reconfortarte. Esa jovialidad era muy apreciada porque tales gestos salían de una recia personalidad, inflexible frente a cualquier acción incorrecta o con la cual no estuviese de acuerdo.

Fue intransigente con sus principios. No se le conoce ninguna acción a la cual obtemperara para obtener beneficios o resultados en su provecho, ni tampoco aceptaba que se le ofreciera ningún privilegio o excepción para el ejercicio de sus funciones, pues los niveles de exigencia empezaban por él mismo. De ahí, cierto perfeccionismo que aplicaba en el cumplimiento de su trabajo profesional. Una manera de perseguir la excelencia en todo lo que hacía.

Conocí a Emilio Cordero como director del Colegio Universitario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y profesor en el Departamento de Historia y Antropología. Nos acercamos a él como nuestro profesor orientador para la tesis de licenciatura por su clara visión historiográfica, contestataria de la historiografía trujillista, y su fama de corrector puntilloso. Fue de los pocos que se mostró dispuesto a ofrecer su tiempo a los estudiantes que lo requerían. Siempre aceptó que se le consultara sobre lo que fuere y hacía mucho énfasis en la necesidad de investigar como único camino para superar los oscurantismos heredados de la dictadura trujillista. Su humildad quedó de manifiesto, pues nunca trató a los estudiantes con arrogancia, ni colocándose por encima, sino como un compañero estudioso de la historia dominicana; lo cual nos permitió una mayor identificación y motivación con la carrera de historiadores.

Es bueno decir que ese deseo de apoyar a los jóvenes en el estudio de la historia dominicana no fue un privilegio de sus alumnos en el Departamento de Historia. Como sus cualidades se hicieron conocidas en la UASD, los estudiantes de otras carreras captaron lo enjundioso de sus clases y la muestra es que el curso de historia dominicana dictado por él [End Page 139] fue tomado como notas de clase por un grupo de sus estudiantes de la carrera de Economía y este material mimeografiado fue consultado por muchas generaciones. Luego, fueron incluidas en uno de los tomos de sus obras completas publicadas por el Archivo General de la Nación en 2015.

Cuando Emilio Cordero ingresa como profesor a la Universidad Autónoma de Santo Domingo ya se había convertido en un patriota legendario, cuyo amor a la nación dominicana ya había sido mostrado en las luchas contra los remanentes de la tiranía, luego de retornar al país desde el exilio como miembro prominente del Movimiento Catorce de Junio (1J4). Posteriormente decidió acompañar al héroe nacional Manuel Aurelio Tavárez Justo, en el movimiento guerrillero del 1963, en contra del golpe de estado contra el profesor Juan Bosch. Combatió junto a Manolo Tavárez en Las Manaclas. En esa gesta memorable salvó prodigiosamente su vida, dada la forma brutal y traidora en que fue reprimida esa acción. Esos hechos lo llevaron de nuevo al exilio. Esta vez fue acogido por México, desde donde además de mantener vínculos con el (1J4), trabajó como corrector en el Fondo de Cultura Económica.

En 1965, de nuevo en el país, tras la ocupación militar de los Estados Unidos, se puede afirmar que sin renunciar a su sentimiento patriótico ni a su ideología revolucionaria, redujo considerablemente sus compromisos como militante político del 1J4. Fue cuando ingresó como profesor a la UASD en pleno auge el Movimiento Renovador Universitario que luchaba por afianzar las transformaciones democráticas en la universidad. En breve plazo, además de profesor...

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