Abstract

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Como investigadores, solemos considerar al Quijote la mejor aportación cervantina al estudio de las humanidades. Nuevos descubrimientos entre las neurociencias avalan lo que los lectores encuentran en su obra maestra: que Cervantes era un muy cumplido “lector de mentes” en todo lo que experimentaba. Las revelaciones sobre la mente cor- poreizada indican que nos involucramos en los personajes y las situaciones del Quijote dependiendo de nuestras propias “historias celulares”; es decir, pensamos y sentimos según nuestras experiencias, exteriores e interiores, y el nivel personal de imaginación y flexibilidad mental. Así como don Quijote y Sancho están más atentos a lo ya aprendido en cuerpo y cerebro, nosotros también interpretamos más con la memoria y según nuestras disposiciones individuales. Recreamos los recuerdos al incorporar nuevas experiencias por intercambios entre el yo interior y el yo exterior. Y como cada uno percibe y lee a su manera, también tratamos a otros seres humanos y personajes literarios según nuestras propias tendencias a ser empáticos o sistemáticos. Nuevos estudios señalan las ventajas personales y sociales que los lectores de ficción desarrollan en comparación con los que no leen o no se concentran. El Quijote, como la neurociencia, nos muestra por qué vale “leer mentes” y leer libros.

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