Abstract

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Este ensayo combina la teoría de perfarmativity de Judith Butler con los acercamientos materialistas a la subjetividad masculina de la temprana modernidad española (Maravall, Mariscal, Rodríguez) para analizar las innovadoras representaciones de clase y género hechas por Dorotea en Dan Quijote. Aunque Dorotea entra en la novela como una desplazada labradora engañada, dentro de sus representaciones en la Sierra Morena y la venta de Juan Palomeque, Dorotea no solamente se redime a sí misma sino que también redime a don Fernando, el noble desocupado responsable por su desplazamiento social. En el presente ensayo, demuestro que Dorotea usa los discursos que circulaban en los manuales de Vives y Fray Luis, además de los tratados económicos de arbitristas como Cellorigo y Guzmán para resistir su triple marginalización como mujer, como no-virgen y como rica labradora. Gracias a sus astutas selecciones y recombinaciones de los discursos disponibles, Dorotea logra construirse una subjetividad femenina viable basada en la virtud incipiente de las buenas obras–y no las tradicionales de sangre y linaje. Al final, el éxito personal de Dorotea tiene críticas implicaciones políticas: para salvar a la república, las virtudes tradicionales de sangre y linaje tienen que ser reemplazadas por la industria mercantilista.

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