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  • Poner el cuerpo: rescatar y visibilizar las marcas sexuales y de género de los archivos dictatoriales del Cono Sur ed. by Ksenija Bilbija, Ana Forcinito y Bernardita Llanos
  • Oswaldo Estrada
Bilbija, Ksenija, Ana Forcinito y Bernardita Llanos, editoras. Poner el cuerpo: rescatar y visibilizar las marcas sexuales y de género de los archivos dictatoriales del Cono Sur. Santiago: Cuarto Propio, 2017. 259 pp. ISBN: 978-95-6260-944-9.

Cuesta mucho arrancar la piel del pasado, exponer violencias irresueltas, atropellos a la humanidad y traumas psicológicos que duran mucho más que cualquier afrenta física. Pero solo así, con la piel expuesta en carne viva, es posible empezar un proceso de regeneración. Este libro colectivo, editado por tres expertas en los terrenos de la memoria y el testimonio, el género, el autoritarismo y los derechos humanos en América Latina, hace esto: exponer las memorias dolientes de las mujeres que sufrieron en centros clandestinos de tortura, durante las dictaduras del Cono Sur. La violencia sexual y de género que descubrimos en los doce capítulos del libro gira en torno al terrorismo de Estado en Chile (1973–1990), Uruguay (1973–1985), Argentina (1976–1983) y Paraguay (1954–1989). A través de ella reconstruimos no solo su invisibilidad y silenciamiento sino también un acto de denuncia contra el poder autoritario y patriarcal, una toma de poder, una lucha feroz, letra a letra, para que esto no le suceda a ninguna más.

Tomando en cuenta el trabajo documental de la chilena Carmen Castillo, Bernardita Llanos expone la violencia sufrida por las mujeres en diversos frentes: en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), en la clandestinidad o en el exilio durante la dictadura de Augusto Pinochet. Al leerla corroboramos la vulnerabilidad total de las presas políticas, el abuso sistemático, el impacto duradero de la tortura sexual y la importancia de revivir memorias del horror en momentos de amnesia histórica e impunidad. En el siguiente apartado Cherie Zalaquett Aquea se centra en las militantes indígenas y homosexuales del MIR. Repara no solo en el sexo, género, etnia y clase de las militantes sino en su invisibilidad dentro de un movimiento político de marcados rasgos antifeministas y homofóbicos.

María Rosa Olivera-Williams ahonda en la violencia sexual y de género perpetrada por los militares en distintos campos de concentración en Chile y Argentina. Valiéndose de los testimonios de Pilar Calveiro y Luz Arce, por ejemplo, y de aportes teóricos con respecto a la violencia, como el de Slavoj Žižek, la crítica descubre [End Page 137] tormentos y violaciones de todo tipo, destacando en última instancia, el valor del "sujeto testimonial femenino" (24). No menos impactante es el estudio de Ksenija Bilbija sobre las mujeres que desarrollan una relación sentimental con sus torturadores, hasta el punto de colaborar con el sistema represivo. Este llamado "síndrome de Estocolmo," concluye Bilbija en vista de varias novelas publicadas entre finales de los noventa y el 2010, es explotado por autores que crean "situaciones en las que parece imposible para una mujer no sentir placer cuando es forzada por un auténtico macho chileno" (89). Nada más cierto. La violencia "vende" y solo en casos excepcionales—como en el de Fátima Sime—surgen verdaderas tomas de poder que desintegran moldes conocidos.

Elizabeth Lira revela diversos casos de mujeres embarazadas que fueron torturadas con electricidad, golpeadas y violadas durante la dictadura chilena. Los casos que expone son desgarradores, pero en una y otra ocasión constatamos la importancia de dejarlos a flor de piel. Porque solo así, sentimos, esos fetos y esas madres o esos niños que sobrevivieron la tortura en el vientre de sus progenitoras pueden luchar contra la impunidad de la tortura, el no querer saber o el silenciamiento. Para esto sirven estos testimonios fulminantes, producidos por las comisiones de verdad y reconciliación: "Las víctimas requieren que el daño sea reconocido por la sociedad . . . y les sea ofrecido un reconocimiento y una reparación individualizada, aun sabiendo que el daño tiene una dimensión...

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