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  • Introducción
  • Kate Williams-McWorter (bio), Yohannis Martí-Lahera (bio), and Pedro Urra González (bio)

Bienvenido a la primera edición bilingüe en inglés y español de Library Trends y la primera dedicada al trabajo que se realiza en Cuba. Este experimento en publicación científica reconoce que se necesitan nuevas maneras de pensar con respecto a la comunicación de investigación.

El primer punto que deberíamos tocar es que nuestro tema en esta edición, las bibliotecas y los sistemas de información de la República de Cuba, se basa en una de las extraordinarias proezas humanas del siglo veinte. Esta fue la campaña de alfabetización de 1961. Incluso cuando algunos de la resistencia contrarrevolucionaria todavía disparaban en las montañas, 100 000 estudiantes de secundaria (y uno de tan solo 9 años) se inscribieron como alfabetizadores en respuesta al llamado de Fidel Castro. Dedicaron meses a enseñar a la gente a leer y a escribir, mientras también ayudaban con las tareas agrícolas y de otra manera apoyar la vida de las familias que alfabetizaban y que los hospedaban. Con las escuelas cerradas para la campaña, otros 100 000 maestros se unieron también, sin contar las familias de los voluntarios y muchos otros. En ese año, un total de 707 212 personas aprendieron a leer, aproximadamente el diez por ciento de la población. Cada uno de ellos le envió la evidencia a Fidel Castro—una carta de agradecimiento escrita a mano—y las cartas están encuadernadas y archivadas en el Museo Nacional de la Alfabetización en la Habana (UNESCO, Lorenzetto, and Key, 1965; Williams and Samuel 2016).

Ningún otro programa de alfabetización ha sido tan rápido, extenso o exitoso. Transformó a los nuevos lectores, los jóvenes maestros y la cultura política de Cuba. Así lo expresó el brasileño Paolo Freire, teórico de la educación, quien a su vez influenció tantos otros en el hemisferio occidental. Esa campaña continúa engendrando campañas similares alrededor del mundo. Y en Cuba, fue seguida por la "Batalla por el 6to. Grado" [End Page 583] y eventualmente la creación de sistemas de escuelas y universidades en la isla, una industria editorial, y con esto, redes de bibliotecas públicas, académicas, escolares y especiales.

Este tremendo auge educacional tuvo gran impacto en la Bibliotecología y Ciencia de la Información, en el cual Cuba comenzó a construir su infraestructura educacional y profesional en la década de 1930 y fundó su primera asociación de bibliotecas en 1985. Hoy, programas formales en las universidades son complementados por programas de extensión en toda la isla. Se pueden obtener títulos de universidad, certificados y posgrados en más de una universidad. A diferencia de Estados Unidos, los estudiantes pueden entrenar específicamente para la posición de investigador dentro de un equipo bibliotecario. (Bella 2003) Existen dos organizaciones profesionales activas: ASCUBI (Asociación Cubana de Bibliotecarios) y SOCICT (Sociedad Cubana de Ciencias de la Información).

Existen en Cuba varias publicaciones dedicadas a los temas de bibliotecología y las ciencias de la información, que recogen una parte importante de la producción científica nacional en estos campos. Entre ellas destacan la Revista de la Biblioteca Nacional "José Martí", la Revista Ciencias de la Información accesible en http://redalyc.org/revista.oa?id=1814, ALCANCE: la Revista Cubana de Información y Comunicación accesible en http://www.alcance.uh.cu, y la Revista Cubana de Información en Ciencias de la Salud, originalmente identificada como ACIMED, disponible en http://www.acimed.sld.cu.

Segundo, esta edición de Library Trends reconoce que a pesar de que para algunos es una lengua franca, el inglés no es y no debería ser el único idioma de la ciencia y los estudios. El inglés es la primera lengua de solo el 5 por ciento de la humanidad, el español del 6 por ciento. (Incluyendo hablantes nativos y todos los demás, el inglés es hablado...

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