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  • Las “mujeres drámáticas” y el teatro como sanación
  • Laurietz Seda

La ciudad de Lambayeque, Perú, se convirtió en el escenario para el Ier Festival Internacional de Teatro de Chiclayo (FITCH) “Mujeres dramáticas” del 3 al 8 de julio del 2018. La sede fue la Dirección Desconcentrada de Cultura de Lambayeque. Gracias al importante apoyo de Iberescena y a la impecable organización de Liz Moreno Moreno y su grupo de teatro Estación, la región noroeste del Perú se engalanó con la presencia de mujeres, actrices, dramaturgas y directoras provenientes de Chile, Argentina, Brasil, Perú y Colombia. El componente académico y el espacio de reflexión al que se le denominó “Conversatorios” estuvo a cargo de quien escribe estas líneas. El mismo se llevó a cabo en el Museo Arqueológico Brüning (Chiclayo). En estos conversatorios se consideraban, criticaban y comentaban las obras vistas la noche previa. De este modo, público, actrices, directoras y crítica tenían la oportunidad de dilucidar sobre el tema de la mujer en el teatro contemporáneo.

El FITCH estuvo dedicado a la fenecida Sara Joffré, quien dedicó toda su vida a hacer teatro y a promocionar las nuevas voces dramatúrgicas de su país. El homenaje estuvo a cargo de Laurietz Seda y Jamil Luzuriaga, quienes presentaron un diálogo performático sobre los momentos más destacables de la biografía de Joffré. Liz Moreno Moreno también hizo un homenaje al director Oscar Spinolla, argentino de nacimiento, quien desarrolló su carrera teatral en el Perú. Sus últimos montajes junto al grupo Estación fueron Cuentos lambayecanos, Las ropas nuevas del rey y El soplador de estrellas.

El Festival comenzó con una batucada en la plaza central de Lambayeque a cargo del grupo organizador para invitar al público general a asistir a los conversatorios y a las obras ofrecidas cada noche. Allí los miembros de cada grupo tuvieron el privilegio de hablar directamente a la concurrencia, para explicarles la importancia de este primer festival teatral chiclayano en que la mujer sería protagonista. [End Page 209]

La acción escénica Confesiones de la actriz Ana Correa y cuya dirección estuvo a cargo de Miguel Rubio inauguró el componente de representaciones teatrales del festival. En este performance, Correa, mediante excelentes transiciones entre narración y actuación explicó cómo concibió cada personaje representado en los distintos montajes del Grupo Cultural Yuyachkani al cual pertenece. A la misma vez hizo un recorrido por el periodo de violencia que sufrió Perú entre los años 1980 y 2000, presentando un entretejido entre su vida pública, privada, social y política. Por medio de sus personajes —la enfermera, la santera, la mujer devota, la maestra, la madre y la asháninka— presentó una fusión de su condición de mujer, madre, actriz y ciudadana, mezclando de esta manera la realidad con la ficción y el arte con la vida. Mediante el uso de distintos vestuarios, máscaras, luces y música, la actriz se iba transformando hasta llegar a su punto más vulnerable, cuando se despojó de sus ropas e invitó al público a acercarse para que leyeran las palabras escritas en la kushma (ropa tradicional del pueblo Asháninka). De esta manera, simbólicamente Correa dejó al desnudo la realidad política y social de su país porque la comunidad Asháninka fue una de las más afectadas dentro del periodo de violencia en Perú. Confesiones comenzó de una manera lúdica cuando la enfermera bufa estaba lanzando globos al público y terminó con la exposición del cuerpo de la actriz como soporte de información. La acción escénica de Correa fue impecable. La actriz demostró la importancia de cada elemento utilizado en la escena y explicó que lleva muchos años investigando con los objetos como prolongación del cuerpo y del alma. La tarea de investigación hecha por Correa para la construcción de cada uno de sus personajes revela ese espacio fronterizo en que se difuminan el arte y la vida.

La segunda noche...

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