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  • Guadalupe Rosales: Legends Never Die, A Collective Memoryby Exposición en Cantor Fitzgerald Gallery de Haverford College
  • Mariana Hernández y Rojas (bio)
Guadalupe Rosales: Legends Never Die, A Collective Memory. Exposición en Cantor Fitzgerald Gallery de Haverford College, del 25de enero al 8de marzo de 2019.

Década de los noventa en East LA, California. Guadalupe Rosales está lista para la rave: cabello suelto, cejas delgadas y delineadas, lipstick oscuro, oversized jeans y tenis Adidas . . . Una van blanca se estaciona frente a su casa. Por todo el vecindario se escucha un beat constante de bajos que hacen temblar la tierra: techno, house, HiNRG, freestyle . . . En la camioneta viene su mejor amiga de la escuela, quien la presenta con la que será su party crew, los Aztek Nation.

El 25 de enero de 2019 en Haverford, Pensilvania, Guadalupe Rosales inicia el recorrido de su exposición Legends Never Die, la cual tuvo su primera presentación en la Aperture Foundation en Nueva York. Viste de blanco, con una gorra negra con el nombre de su party crew. La sala en la que entramos es oscura, alumbrada con luz ultra violeta y suena música electrónica, lo que recrea la atmósfera noventera de las techno parties que Rosales solía organizar. La pared principal es un collage con fotografías de diferentes tamaños que la artista nos explica.

Cuenta Rosales que a sus veinte años dejó Los Ángeles para irse a vivir a Nueva York. Entre sus pertenencias llevaba la pila de fotografías que aparece en la primera imagen. Al darse cuenta de que en la red no había imágenes con las que ella pudiera identificarse, decidió empezar su propio registro: "I wanted to reconnect with people . . . I wanted something to be more unique and personal". Así inauguró el archivo que se haría público a partir de 2015 a través de las cuentas de Instagram @veteranas_and_rucas y @map_pointz. Después, gente de diversos lugares comenzó a enviarle fotos y objetos que ella organiza para visibilizar a una juventud [End Page 159]con inquietudes, problemas, deseos y formas de ser específicos de un lugar y una época, con el objetivo de entablar un diálogo con el presente. Este archivo es su forma de autorrepresentarse, de manifestar un discurso colectivo, una voz que dice "nosotros fuimos . . .", "nosotros somos . . .".

El collage es diverso. Vemos una foto enviada desde Texas de cuatro mujeres en Boyle Heights, el viejo barrio de la artista (Figura 1). Su look es parecido al de Rosales cuando salía de fiesta y al de María Rosales (hermana de Guadalupe) fumando un joint en la siguiente imagen. Continúa en la pared de enfrente, donde se proyectan fotografías y videos del archivo: una pareja abrazada, amigas en la playa, en un parque, gente llegando a una rave. . . No hay nombres ni cédulas, sino estímulos visuales y sonoros que buscan recrear la experiencia de un pasado poco visto.

Los estudiantes de Haverford College—y demás visitantes—se encuentran con una realidad distinta, aunque no completamente ajena a la propia. Los chicanos adolescentes de los noventa californianos se vestían distinto, escuchaban otra música, pero se divertían y cometían (a su modo) las mismas transgresiones que cualquier joven estadounidense. Sin embargo, veremos que las circunstancias no son iguales para unos y otros. Los primeros se ven obligados a organizarse, a crear una comunidad que tiene que esquivar el ojo vigilante de la ley y evitar la criminalidad que los amenaza, a la vez que luchan por derechos que, por sus orígenes, se les han negado.

En el centro de la sala hay una mesa con varios objetos: el paliacate de una party crew, algunas de las fotografías con que Rosales inició su archivo, dos revistas con fotos de Eazy-E y Selena (ambas de 1995, año de sus muertes) y flyers de las muchas fiestas que se llevaron a cabo (Figura 2). Los flyers son importantes porque, explica Rosales, funcionaban como las redes sociales de hoy: "This was our way of interacting, connecting, and...

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