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  • ¿Cómo apropiarse de una estrella/ícono?: “Oración por Marilyn Monroe” de Ernesto Cardenal y “La Marilyn Monroe de Santo Domingo” de Frank Báez
  • Rita De Maeseneer and Diana Arbaiza

En nuestra sociedad del espectáculo se cultiva la fascinación por las estrellas, ya se trate de cantantes como Lady Gaga, Madonna o U2, de futbolistas como Ronaldo o Messi, o de actores de cine como George Clooney, Nicole Kidman, Penélope Cruz o Tom Cruise. Es sabido que Hollywood ha contribuido sustancialmente a fomentar el estrellato. Una de sus creaciones más emblemáticas y más perdurables es Marilyn Monroe. La actriz ha inspirado a un sinfín de artistas en el mundo entero y no ha dejado de ejercer una atracción especial hasta hoy en día. En The Immortal Marilyn: the Depiction of an Icon, un análisis de varias expresiones artísticas norteamericanas que recrean a Marilyn a lo largo de seis décadas, los autores concluyen que va en aumento el poder de Marilyn de influir y entrar en la conciencia pública: “[H]er ultimate standing as an enduring cultural icon has not simply continued; it has over time increased and intensified to über-mythical proportions” (de Vito y Tropea x). Marilyn también ha cautivado a más de un escritor en el ámbito literario hispánico. Pensemos en la manera como su actuación en la película Niágara simboliza el paso a la adolescencia en El día en que murió Marilyn [End Page 440] (1969) del catalán Terenci Moix. En La autobiografía de Marilyn Monroe (2005), una reedición de Marilyn Monroe: autobiografía apócrifa (1992) de Rafael Reig Carriedo, la protagonista Marilyn repasa su vida en un monólogo interior enhebrando los clichés y los hechos repetidos hasta la saciedad. En el ámbito hispanoamericano la asociación más canónica es el poema del cura poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (1925), “Oración por Marilyn Monroe”, un texto recogido en el poe-mario homónimo de 1965. El poeta uruguayo, Eduardo Espina (1954), evoca asimismo a Marilyn en su poemario Valores personales (1982). En 2009 el dominicano Frank Báez (1978) incluyó “La Marilyn Monroe de Santo Domingo” en su poemario Postales. La poeta cubana Fina García Marruz dedicó un ensayo a Marilyn Monroe que fue incluido en una recopilación de 2012.

El propósito de este artículo consiste en reflexionar sobre el papel de una celebridad de la cultura popular, Marilyn Monroe, a partir una aproximación a dos poemas inspirados en ella, el de Cardenal y el de Báez. Primero, se intentará deslindar la diferencia entre estrella, más estereotipada y fija, e ícono, más maleable y longevo, y se comentarán otros términos afines como fama y mito (en el sentido de Barthes). Luego, se señalarán los rasgos más sobresalientes que han venido asociándose a Marilyn Monroe para pasar después al análisis. En su lectura religioso-ideológica, Cardenal retoma los rasgos más consabidos de Marilyn como estrella y los opone a la supuesta esencia de esta víctima del sistema capitalista que será redimida por Dios. En cambio, Báez traslada las características de la estrella a un poeta-travesti de Santo Domingo y las reinterpreta acudiendo a Marilyn para expresar su posición como poeta de la marginación y la trasgresión. Las apropiaciones por parte de Cardenal y de Báez son sintomáticas de dos momentos de ver la literatura y la sociedad latinoamericanas. Se trata, respectivamente, de una literatura comprometida como expresión de una colectividad en el caso de Cardenal y de una literatura de subversión más globalizada que se centra en una individualidad en el caso de Báez. La maleabilidad del ícono en que se convirtió Marilyn permite expresar esas poéticas divergentes. El hecho de que la figura de Marilyn Monroe pueda ser reelaborada y reinventada continuamente en función de las inquietudes de cada individuo y de cada artista explica que aun en el nuevo milenio sigue brillando...

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