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LA NOSTALGIA DEL EXILIO EN LA LITERATURA COLOMBIANA CONTEMPORÁNEA: UN ESTUDIO CULTURAL HISTORICO DE TRES NOVELAS Michael R. Hall Armstrong Atlantic State University Introducción En las últimas décadas el número de novelas escritas en el exilio por autores colombianos ha aumentado rápidamente y “constituye ya un corpus voluminoso y creciente.”1 Según Álvaro Pineda, “la sola existencia de las obras no asegura la existencia de una literatura. Se necesita además registrar una respuesta de los lectores, un marco de conceptualización; establecer un juego de tendencias, unas relaciones temáticas, una historia y una crítica.”2 Este artículo estudia la nostalgia del exilio en la novela colombiana contemporánea escrita en el exilio. La investigación de tres novelas escritas por autores colombianos en el exilio durante la década de los ochenta–La Nieve del Almirante (1986) de Álvaro Mutis, Los Días Azules (1985) de Fernando Vallejo y Trasplante a Nueva York (1982) de Álvaro Pineda–forman la base del estudio. El tema de la nostalgia es evidente en estos libros. Según Pineda, La producción misma de la obra no es posible sin un rostro del lector imaginado. No es posible escribir en el vacío. Por eso los escritores en el exilio con frecuencia confiesan su dificultad para producir. Han perdido contacto ‘con su público,’ o lo que es lo mismo, con su cultura y su código lingüístico. En su tierra, el escritor está inmerso en el lenguaje y sus lectores inmediatos son factor importante de sus motivaciones. En el exilio, la falta de contacto hace desvanecerse la imagen de su lector y flaquear la inspiración. Cuando no se integra totalmente a la nueva cultura (lo que le proporcionaría un nuevo lector), el escritor exilado se refugia con frecuencia en los recintos conocidos de su niñez.3 Los personajes principales en los libros de Mutis, Vallejo y Pineda–Maqroll el Gaviero, Fernando, y Ramón, respectivamente–están bajo la influencia de la nostalgia. Cuando recuerdan su pasado, ya sea el autor mismo o su alter-ego retratado como el personaje principal, los escritores están bajo una nube lúgubre. El resultado es una mezcla de realidad y ficción. Es evidente que a veces ni el mismo autor sabe donde comienzan las invenciones y terminan los recuerdos. C  2012 Southeastern Council on Latin American Studies and Wiley Periodicals, Inc. 3 The Latin Americanist, June 2013 Esta investigación se hizo bajo el estudio de la semiótica, una ciencia general de los signos postulada por el suizo Ferdinand de Saussure. La semiótica es un desarrollo del estructuralismo. Para Saussure, el lenguaje es un sistema de signos que debe ser estudiado sincrónicamente (ver las cosas en su momento) y no diacrónicamente (ver las cosas como un proceso de causa y efecto). Cada signo se compone de un significante (la forma o las letras) y un de significado (el tema o el sentido) y su relación es arbitraria. Cada signo adquiere significado sólo en virtud de su diferencia con los demás signos del sistema. El texto tiene una inmensa saturación de símbolos. La novela es la unidad dialéctica de los significantes y los significados. Entonces, la semiótica o la semiología es el estudio de los signos. En la semiótica, la realidad está compuesta de sistemas de signos. Hay tres órdenes de signos: icónicos, indicativos, y simbólicos. Se puede decir que en las lenguas semióticas la mayoría de los signos son simbólicos o arbitrarios.4 Saussure postulaba la existencia de la semiología en su Curso de Linguística General. Según él, la semiótica tiene por objetivo todos los sistemas de signos; que incluyen las imágenes, los gestos, los sonidos melódicos y los objetos.5 Es decir que todo el sistema semiológico tiene que ver con el lenguaje. Saussure observó que la comunicación (lenguaje) es posible precisamente porque los signos se repiten.6 Pineda tiene una observacio ́n que corresponde. El dice...

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