Senderos de violencia: Latinoamérica y sus narrativas armadas ed. by Oswaldo Estrada (review)

El libro recoge un conjunto de narraciones acerca de la violencia en Latinoamérica en el último tercio del siglo XX, en un recorrido que abarca varios países: Argentina, Chile, Perú, México, y la región de Centroamérica. Para plantear el tema de la violencia, el editor recurre a varios autores entre quienes se cuentan: Juan Villoro, Oswaldo Zabala, Alejandra Márquez, José Ramón Ortigas, María del Carmen Cañas, Rocío Ferreira, Dianna Nieebylski, y Sandra Lorenzano, entre otros.

La violencia, lejos de frenarse en Latinoamérica ha sido creciente, por lo que se ha convertido no solo en un problema de las diversas subregiones del continente, sino que es síntoma de preocupación del resto del mundo. Debido a esto, los estudios adelantados por los especialistas incluidos en esta edición, plantean la problemática generando una serie de reflexiones, incluso, a partir de sus planteamientos se deducen alternativas que giran en torno a las instituciones de dominación y explotación que rigen la marcha de los gobiernos de turno, en cada uno de estos países.

La violencia como hecho social en Latinoamérica abarca desde las ciencias sociales y políticas hasta los recientes estudios culturales, en una amalgama de contenidos que tocan los comportamientos seculares de los pueblos: el folclor, la m úsica, el cine y la literatura. Nada escapa a una temática tan compleja como amplia y trascendental. En esta búsqueda incesante por encontrar salidas, han tenido que pronunciarse las instituciones educativas y las diversas disciplinas académicas y para sorpresa, la literatura, el cine y la fotografía muestran la crudeza de la realidad.

Este cuadro de imágenes fuertes, lamentablemente salpicada de color rojo, tiene injerencia directa en el discurso oral o literario, en las manifestaciones artísticas en general y redunda en la expresión simbólica de los actores, llámense gentes del pueblo, guerrillas, narcos o agentes gubernamentales; y los hechos y sus consecuencias pasan de una generación a otra, así que esta herencia está latente. En el proceso de investigación, frente a la violencia, la literatura tiene su parte; hasta ahora se ha tenido que ella lleva el peso de la duda, es decir, de no aceptar de primera mano las salidas fáciles, acerca de que lo que se dice o afirma como la única verdad narrada; por el contrario, es ella la que se hace eco de una conciencia colectiva para continuar explorando acerca de la supuesta verdad de los acontecimientos; es allí donde toma valor la narración, la poética, el ensayo, la crítica, el teatro y la investigación, para profundizar en nuevas verdades.

Esto le exige un mayor compromiso al escritor en Latinoamérica, quien prácticamente se está jugando la vida en cada escrito sobre la violencia, él es sujeto y objeto, acechado continuamente por los actos que está narrando. En este punto de confluencia se cruza con otras disciplinas que también cuentan y que contribuyen adelantar ese c úmulo de reflexiones que permiten descubrir nuevas verdades, sin olvidar que estáenellímite de la "la suma de todos los miedos".

El contenido del libro Senderos de violencia son ensayos llenos de fuerza, vigor y creatividad, que llenan al lector de asombro, tanto por su vitalidad en el análisis, como por la posibilidad de hacernos creer que se puedan dar formas creativas a través de las palabras y la cultura en general, contados en medio del caos, la pobreza extrema y la desolación de los hechos violentos. Nada escapa en esta edición: desde las fronteras que propicia el narcotráfico en México, la violencia contra los migrantes centroamericanos; los "Archivos de violencia latente" de Rodrigo Rey Rosa, ensayo que retrotrae la memoria al conflicto armado de Guatemala, en episodios que hielan la sangre como los desaparecidos, el desenterramiento...