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  • Muertos-vivos pop en tiempos de crisis:El zombi en la literatura caribeña contemporánea
  • Candela MariniiD

Tradicionalmente pertenecientes al mundo de las novelas y películas de terror, en los últimos años los zombis han logrado franquear también estos límites y convivir más que nunca con los vivos: en marchas políticas, performances de protesta, libros, historietas, televisión y cine. Su difusión metafórica se debe en buena medida a la maleabilidad que define al zombi. El zombi es un disfraz, una estrategia para llamar la atención, una figura ahistórica y estetizada. Se trata de un cuerpo vacío (susceptible de ser condimentado según las circunstancias) y de un objeto sin consciencia, ni voluntad (se puede hacer de él lo que se quiera). Paradójicamente, aprovechándonos de estas condiciones continuamos su condena, reproduciendo los gestos de explotación que nos horrorizan, usando las características que lo vuelven víctima y monstruo.

A diferencia de la gran mayoría de ficciones de temática zombi, una serie de obras de autores caribeños contemporáneos piensan, cuestionan y reformulan esta figura y le devuelven, si se quiere, su humanidad. Quisiera entonces recuperar las razones y sinrazones que dieron origen al zombi a partir de tres novelas: Papi (2005) de Rita Indiana Hernández, Malas Hierbas (2010) de Pedro Cabiya y Exquisito cadáver (2003) de Rafael Acevedo. La invocación que estas obras hacen de la figura del zombi se distingue de la nueva moda gótica porque el lugar desde el que hablan—las Antillas—borra la inocencia que el humor y personajes naifs a los que recurren podrían sugerir.

Papi es una narración de ritmo acelerado desde la voz de una niña de ocho años que espera a un padre que nunca termina de llegar. La figura paterna adquiere características míticas a medida que se aleja, al punto que con su muerte se convertirá en mito y mesías, y su cuerpo-zombi-robot, en objeto de veneración por masas de fervientes creyentes, convirtiéndose la niña en su enviada en tierra. Malas Hierbas es principalmente el relato de un zombi obsesionado por volverse humano, por sentir como un humano. Pero la obra incorpora también otros relatos que, como veremos, complican la imagen inocente del primer zombi. Exquisito cadáver narra (¿narra?) los vaivenes de un hombre obsesionado con una máquina de realidad virtual y que se hace detective para finalmente darse cuenta de que el observado era él. La novela transcurre en un escenario futurista donde es imposible distinguir lo que es real y lo que no. [End Page 137]

En estas páginas quisiera explorar lo que la especificidad caribeña de estos textos puede ofrecer en contraposición a la fantasmagoría hollywoodense, productora de la imagen que el zombi global ha adoptado. Para eso empezaré por describir el panorama actual de esta moda, dando también algunos detalles de su llegada a Hollywood y los cambios que eso supuso. Recreado el escenario en que las novelas antes nombradas circulan, analizaré las reflexiones que éstas proponen, sobre todo teniendo en cuenta que son obras que entran en diálogo con los referentes más pop del imaginario zombi y de la cultura de terror en general. Así, Papi comienza con la frase "Papi es como Jason, el de Viernes trece. O como Freddy Krueger. Más como Jason que como Freddy Krueger." El diálogo con la cultura estadounidense se realiza desde la primera línea misma de la novela, lo que muestra el peso de aquélla en la cultura pop caribeña y el palpable conocimiento que se tiene de ella. Es un diálogo, sin embargo, parcial y desbalanceado, puesto que en la cultura occidental los caribeños son invitados como falsos interlocutores al parlamento sobre lo monstruoso y lo exótico. Falsos interlocutores en un diálogo donde occidente sólo habla con sus propios fantasmas, con el Caribe de su imaginación. Pero al jugar con las figuras de un imaginario que supuestamente los representa (los zombies...

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