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  • XXXII Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz 2017:patrimonio cultural diverso, plural y solidario
  • Miguel Ángel Giella

Esta XXXII edición del Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) de Cádiz se celebró del 20 al 28 de octubre. La programación contó con diecisiete grupos, de los que diez fueron latinoamericanos, uno portugués y seis españoles, procedentes de diez países: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, México, Portugal, Puerto Rico, Uruguay y España. A partir de esta edición, el festival volvió a disponer de un recinto hotelero dentro de la ciudad para alojamiento de los participantes (durante los últimos años el hospedaje tuvo lugar en San Fernando Bahía Sur) lo que supuso un contacto más cercano con el tejido artístico y social de la ciudad. Coincidimos con Pepe Bablé, director del FIT, cuando apunta que la verdadera fortaleza de este festival reside en ser un encuentro que favorece la convivencia de sus participantes y la exhibición de espectáculos, pero, sobre todo, porque facilita el estudio y la reflexión de las artes.

El festival se inauguró el día 20 con dos espectáculos de calle y uno de sala. A las siete de la tarde el grupo colombiano de calle Tchyminigagua, integrado por zanqueros en patines y con música en vivo, partió desde Calle Ancha a Plaza del Falla con Futurismo galáctico, de César Grande y Venus Silva. A las ocho y media, en la misma plaza se presentó el segundo espectáculo de calle, De Traca, unipersonal de A Tempo Dansa, protagonizado por la bailarina Pepa Cases, en el que se mezcla la danza, el teatro y la poética urbana. Finalmente, en el Gran Teatro Falla, TNT-El Vacíe, puso en escena Fuenteovejuna, de Lope de Vega, con dramaturgia de Antonio Álamo y dirección de Pepa Gamboa. Se trata de actrices gitanas del poblado de El Vacíe—el poblado chabolista más antiguo de Europa, que se encuentra en Sevilla—que en 2010 presentaron en este mismo festival La casa de Bernarda Alba. Antonio Álamo ha creado una dramaturgia a pie de escena para adaptar la [End Page 281] obra de Lope al léxico y a la propia visión que del texto tienen estas actrices que le dan vida. En Fuenteovejuna, el pueblo se levanta contra los abusos del poder, de allí la conexión entre este clásico de Lope y estas mujeres que viven diariamente marginadas y que reclaman justicia y libertad. El público gaditano supo apreciar el despliegue de autenticidad que irradia esta versión libre de Fuenteovejuna con un cerrado aplauso.

Argentina trajo a Cádiz El Bululú. Antología endiablada, de Leticia González de Lellis y Osqui Guzmán (incluye textos de Moreto y Cabana, Lope de Vega, García Lorca, Quevedo y Cervantes). El término bulubú es bastante antiguo en el teatro español (fines del siglo XVI) y designa al actor que viajaba solo, de pueblo en pueblo, representando él mismo todos los personajes de su espectáculo, generalmente una farsa. Esa tradición es la que recupera, en los años 70 el actor español José María Vilches, radicado en Argentina. Durante los foros, Osqui Guzmán comentó que de la grabación con los textos de Vilches, que él escuchó hasta el cansancio mientras estudiaba actuación, surgió esta nueva versión, ahora también ampliada con elementos de la cultura andina. El actor aparece cantando dentro de un voluminoso y brillante disfraz de diablo, cargado de idiosincrasias de los países que han tenido una influencia cultural en él y en la obra: Bolivia, España y Argentina. Con casi nada de escenografía, Osqui Guzmán, desarrolla su arte camaleónico con recursos del teatro callejero. Utiliza la pantomima y la gestualidad con gran virtuosismo. Desfilan por la escena infinidad de personajes, todos magníficamente caracterizados. El Bulubú. Antología endiablada fue uno de los mejores espectáculos presentados durante esta edición del FIT.


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Fuenteovejuna, Lope de Vega. Foto: Sergio Ybarra

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