In lieu of an abstract, here is a brief excerpt of the content:

  • Reseña de Olvidadas de Pablo García Gámez
  • Nora Glickman

Pablo García Gámez es un dramaturgo venezolano residente en Nueva York. Su obra Olvidadas fue merecedora del premio Mejor Producción en el Fuerza Fest de 2016. Como el título de la obra indica, se trata de dos mujeres olvidadas del mundo, enterradas en un cuarto de cuatro paredes y un techo, un espacio infernal que recuerda el encierro de los personajes de Jean Paul Sartre en Huis clos. También tiene ecos de Orquídeas a la luz de la luna, la pieza controversial de Carlos Fuentes en la que dos actrices fracasadas, viejas y pobres se instalan en un apartamento cercano al glamour de Hollywood. Allí viven de ilusiones, reencarnando las carreras de dos divas del cine mexicano, María Félix y Dolores del Río, pretendiendo recuperar un pasado inalcanzable para ambas.1 Sin embargo, es posible que la influencia más inmediata sobre la obra de García Gámez provenga de una pieza de Lillian Helman estrenada en Nueva York en 1934, titulada The Children’s Hour. Hellman se inspiró en un caso real que ocurrió en una escuela escocesa en 1809, cuando dos maestras fueron acusadas por una estudiante de mantener una relación lesbiana. Las maestras eventualmente ganaron el pleito, aunque sus carreras y sus vidas fueron devastadas durante el proceso.2

Olvidadas es el adjetivo que mejor califica a Estela (Rosie Berrido) y a Luna (Noelle Mauri), dos mujeres que en un tiempo fueron bellas y tuvieron pretendientes.3 El aspecto juvenil de las actrices hace creer que en efecto son jóvenes, pese a que el diálogo entre ambas indica que son viejas y feas. Ahora solo “enjuvenecen” cuando bailan al compás de los acordes de “O velho Francisco” de Chico Buarque, cuando recitan el poema de Julia de Burgos “Yo misma fui mi ruta” y declaman que “[y]o quise ser como los hombres quisieron que yo fuese: un intento de vida; un juego al escondite con mi ser” y cuando por momentos logran definir su relación, como cuando Estela le dice a Luna, “[s]oy tu recuerdo y tú eres el mío”. [End Page 251]

A poco de comenzar la obra, nos vamos enterando de la causa de su infelicidad. El efecto mental de la persecución resulta en el estado de locura de Estela, quien provoca una gama de sentimientos contradictorios en Luna. Desde su escondite ésta declara con amarga ironía que viven en un mundo plagado de prejuicios machistas: “Cuando eres mujer, eso de ser inteligente y mostrarlo es de muy mala educación”. Maestra de idioma cuando enseñaba, para Luna las palabras son mágicas porque dan sentido a la vida. Algo mayor que Estela, su relación con ella es más maternal que amorosa. Estela no sabe valerse por sí misma y Luna la atiende incondicionalmente; le canta canciones de cuna y la consiente como si fuera una hija enfermiza y malcriada.

El misterio del trauma que Estela sufre constituye el foco central de la obra. De su pasado como maestra de pintura solo queda su obsesión por dibujar una mujer tras unas rejas. Luna, más sobria y madura que su amiga, le recuerda que cuando enseñaba en su escuela, Estela se mantenía impervia a las amenazas de una colega pérfida llamada Pelo Azabache, quien promovía rumores sobre la conducta “aberrante” de “las toscas” por ser demasiado varoniles. Ésta acaba por delatarlas y expulsarlas del colegio. La palabra “lesbiana”, sin embargo, nunca se menciona en el curso en la obra.

Aprendemos que cuando desapareció Estela, Luna la buscó en vano hasta descubrir que había sido detenida, no sabemos dónde, si en una cárcel o en un manicomio. En el presente Estela sufre de olvido; lo único que retiene son “rejas, oscuridad, paredes blancas”. Si Luna rehúsa explicarle a Estela lo acontecido durante esa época, es por mantenerse fiel a su promesa: “Me hiciste jurar, en tu delirio, que jamás tocaría el tema y que aunque me lo pidieras, que jam...

pdf

Share